martes, 16 de noviembre de 2010

Compartiendo la Vida de Evagrio Póntico

EVAGRIO PÓNTICO: Su vida. Sus escritos.[1]

I PARTE

Introducción

La fuente principal, y casi única, para conocer a Evagrio, es la noticia que nos ofrece su discípulo Paladio de Helenópolis (+hacia 420-430)[2] en la Historia Lausíaca (=HL), compuesta en los años 419-420[3].

Un reciente estudio[4] ha puesto de relieve el alcance y los límites de esta obra:

a. Es una de nuestras principales fuentes narrativas para el conocimiento del monacato egipcio de tipo anacorético (Nitria, Escete, Las Celdas) en el siglo IV.

b. Su autor pertenece a una fuerte corriente[5], que forma parte del monacato anacorético, la cual con posterioridad será acusada de heterodoxa en virtud del “origenismo” que profesaba. Paladio era además discípulo y confidente de Evagrio.

c. La HL es, por tanto, “una obra escrita en el espíritu de Evagrio” (R. Draguet)[6].

d. No menos importante es la cuestión de la tradición manuscrita de la HL. En la introducción a la traducción francesa de algunos fragmentos coptos de la HL, Bunge llega a dos conclusiones:

1. La génesis literaria de la HL permanece como “un misterio” (QE, p. 76). E igualmente problemática se presenta la cuestión de las fuentes literarias de Paladio (QE, p. 77). Una puerta para la solución de estas cuestiones es considerar que la HL “fue sometida a una severa censura, cuya finalidad era borrar todo recuerdo de los monjes «origenistas» y los contactos que Paladio tuvo con ellos. Salió entonces una HL «neutra» y un Paladio que, en un cierto sentido, era otro personaje. Aunque muy visible, sin embargo, la censura no se pudo imponer en todas partes, y la continua contaminación de los manuscritos, los unos por los otros, felizmente nos ha conservado en buena parte lo que antes había sido tan cuidadosamente eliminado” (QE, p. 78).

2. “De ciertos índices -internos y externos a la HL- hemos deducido, dice G. Bunge, que se debe atribuir la «materia paladiana», que entró sobre todo en los Synaxarios coptos, pero también atestiguada en otros lugares, a otra obra de Paladio. Lo que nos queda conduce a creer que ella estaba consagrada (exclusivamente?) a la historia del monacato anacorético egipcio del siglo IV” (QE, p. 78). Aún sabiendo muy poco de este hipotético monobiblon “sobre los Verba et Facta Seniorum de Nitria, Escete y Las Celdas fue muy probablemente compuesta por Paladio durante su permanencia en Egipto (388-399). Sócrates la denomina, en efecto, explícitamente una obra del monje Paladio. Nos parece que es necesario reconocerlo (al monobiblon) como una de las principales fuentes de la HL. Escribiendo su obra para Lauso, Paladio habría recurrido, veinte años después de su partida de Egipto, no solamente a su memoria, sino que también (habría utilizado) ampliamente esta obra anterior para escribir -y en algunas partes sin duda para volver a escribir- la historia de los Padres en la escuela de los cuales él vivió. “Todo (ese material) no entró en esta nueva obra, porque ahora el destinatario era otro..., otro el horizonte geográfico... Por lo que el conjunto fue concebido, tal como ya se ha señalado, bajo la forma de una autobiografía, el cuadro de una historia del monacato en el siglo IV. “Se puede lamentar el hecho de que el monobiblon no nos haya llegado íntegro, pero el historiador del monacato egipcio, sobre todo el de carácter anacorético, estará agradecido por las preciosas informaciones que estos fragmentos nos han conservado” (QE, pp. 79-80).


Vida de Evagrio

El Señor guía a los humildes para que obren rectamente (Sal 24[25],9a).

La lectura y análisis del texto de la HL, en su edición griega, confrontado con la versión francesa del texto copto[7], nos permiten establecer, con bastante detalle, el itinerario de abba Evagrio.

Su existencia terrena se puede dividir en tres grandes etapas:

1. desde su nacimiento hasta su llegada a Constantinopla;

2. en Constantinopla y Jerusalén;

3. en Nitria y Las Celdas (Egipto).


1. Desde su nacimiento hasta su llegada a Constantinopla

HL38,2

El lugar de su venida al mundo es una pequeña ciudad del Ponto[8] llamada Ibora, situada no muy lejos de Anesoi (o Anesi), donde Basilio de Cesarea (+379) había tenido su primera experiencia monástica personal. De aquí que Evagrio será luego llamado “Póntico”. De modo muy preciso el copto dice: “El hombre del que hablamos era, pues, originario del Ponto” (QE, p. 154).

Era hijo de un chorepískopo[9] (HL) o de un presbítero (QE, p. 154), ordenado por san Basilio. El año de su nacimiento se calcula por la información que de su muerte da Paladio: “murió a la edad de 54 años” (HL 38,1). Aunque no se indica explícitamente el año de la muerte, se supone generalmente que ya había abandonado esta vida en el 400, puesto que Paladio -en su Diálogo sobre la vida de san Juan Crisóstomo-no lo menciona entre los que se fueron de Las Celdas por causa de la expedición del arzobispo Teófilo de Alejandría[10] contra los “origenistas”. Evagrio mismo ya había hecho alusión, en sus cartas, a las tensiones que precedieron esa crisis, pero no parece que la haya experimentado[11]. Por ende, se suele ubicar su muerte en la Epifanía[12] del 399, lo que nos conduce a fijar su nacimiento en el año 345 (otros prefieren los años 344 ó 346).

De Basilio, y seguramente también de Gregorio de Nacianzo (+hacia 390), recibió Evagrio su primera formación: el amor por las Sagradas Escrituras y el conocimiento de Orígenes. Y a la muerte de aquél, Gregorio lo llevó consigo a Constantinopla, confiriéndole el diaconado (hacia el 379):

“Después de la muerte de san Basilio, el obispo..., Evagrio marchó a Constantinopla lleno de ciencia, porque él caminaba tras las huellas de san Basilio y se adhería a Gregorio, el obispo de Constantinopla (desde el 378/79), y cuando éste vio que él (Evagrio) era sabio y que su inteligencia era buena, lo ordenó de diácono...” (QE, p. 155).


2. En Constantinopla y Jerusalén

HL 38,3-9

Evagrio realmente sobresalió en la gran ciudad, en particular por sus dotes para rebatir a los herejes (cf. HL 38,11). Con toda probabilidad estuvo presente, junto a su obispo, en el IIº Concilio Ecuménico (año 381): “Fue a Constantinopla con nuestros padres los obispos en tiempos del sínodo que tuvo lugar en Constantinopla...” (QE, p. 155; cf. HL 38,2).

Cuando el Nacianceno dejó la sede constantinopolitana, no mucho después del Concilio, Evagrio permaneció, al parecer por voluntad del mismo Gregorio, con su sucesor, el patriarca Nectario (HL 38,2).

Fue entonces cuando se produjo el “asunto” que iba a cambiar toda su existencia:

“Toda la ciudad lo alababa mucho. Después de toda esa enseñanza... tal vez por causa del orgullo que se había apoderado de él, cayó en manos del demonio de la concupiscencia de las mujeres, por el pensamiento, como nos lo contó más tarde, cuando fue librado de las pasiones” (QE, p. 155; cf. HL 38,3-7).

La situación que vivió fue, según parece, tan extrema que finalmente optó por abandonar Constantinopla y buscar refugio en la ciudad santa.

Lo recibió Melania la Anciana, o Melania de Roma (o también, la Romana). Pero al poco tiempo una nueva crisis hizo presa de Evagrio:

“Su corazón dudaba, tenía el corazón dividido. La juventud efervescente, la abundancia de saber verbal, el cambio de bellas ropas multiformes -se cambiaba dos veces por día- lo hicieron caer en el orgullo y el placer del cuerpo. Pero Dios, que siempre impide la pérdida de los suyos, le envió una tempestad de fiebre fría, al extremo que contrajo una grave enfermedad y su carne devino débil como un hilo” (QE, p. 157; cf. HL 38,8).

Hasta que, frente a la impotencia de los médicos, Melania consiguió que el enfermo le abriera su corazón y le revelara todos sus pensamientos. A continuación le hizo prometer que abrazaría la vida monástica y lo encaminó hacia la montaña de Nitria en Egipto. La HL (38,9), que nos narra este episodio, también atribuye a Melania la entrega del hábito monástico; en realidad fue Rufino de Aquileya quien revistió con sus nuevas ropas a Evagrio[13].


3. En Nitria y Las Celdas (Egipto)

HL 38,10-13

En su estado actual es bien poco lo que nos dice la HL sobre los años “monásticos” de Evagrio. Debe haber llegado a Nitria en torno al 383, permaneció dos años en esa montaña y en el tercer año partió para Las Celdas, donde estuvo catorce años (HL 38,10).

Con la ayuda de la Vida copta, sabemos que Evagrio fue discípulo de abba Macario, el Alejandrino, antiguo comerciante de golosinas, que era el presbítero de Las Celdas cuando aquél llegó. Sin duda, mucho le debe Evagrio, especialmente en lo que respecta a su formación ascética, y lo cita más de una vez llamándolo: “Nuestro santo padre”[14].

Evagrio se sometió a una abstinencia rigurosa, que le provocó problemas intestinales, motivo por el cual “los ancianos le hicieron cambiar su ascesis, y no comió más pan hasta su muerte, sino que comía un poco de legumbres y un poco de tisana[15] cocidas, tomadas entre los alimentos suficientes, hasta que acabó su poco de tiempo. En cuanto a los frutos u otras cosas que procuran el placer del cuerpo, no las comía ni dejaba que sus discípulos las comieran. Tal fue su ascesis alimenticia” (QE, p. 159; cf. HL 38,10. 13).

Dormía un tercio de la noche, es decir cuatro horas. Esta era, probablemente, la “regla común” en Las Celdas, según la cual los otros dos tercios de la noche de se dedicaban a la oración y al trabajo manual. De día no dormía nada, sino que durante la mitad del día se paseaba en un recinto, a lo largo y a lo ancho, para alejar el sueño; aplicando además “su inteligencia en la consideración de determinadas contemplaciones. De noche, cuando había dormido el tercio (correspondiente), empleaba el resto en caminar en el recinto, meditando y rezando para alejar el sueño, haciendo considerar a su inteligencia las contemplaciones de las Escrituras” (QE, pp. 159-160).

Evagrio gozó de bastante popularidad y prestigio como maestro espiritual:

“He aquí cuál era su costumbre: los hermanos se reunían en torno a él, el sábado y el domingo[16], examinando sus pensamientos con él durante toda la noche, escuchando sus palabras de aliento hasta el amanecer. Entonces todos se iban con alegría dando gloria a Dios, pues su enseñanza era muy dulce[17]. Cuando ellos lo visitaban, él les hacía esta pregunta: «Hermanos míos, si alguno de entre ustedes tiene un pensamiento oculto[18] o penoso, que se calle hasta que los hermanos se retiren, y que interrogue en privado, aparte, entre él y yo. Que no lo diga delante de los hermanos, no sea que un pequeño perezca en pensamiento y la tristeza lo trague de un golpe” (QE, pp. 161-162; cf. HL 38,10)[19].

A este grupo de discípulos pertenecieron Paladio, quien posiblemente llegó a Las Celdas entre el 390-91, y Juan Casiano (+434/35), que tal vez haya llegado antes (386/87?).

Del primero, Evagrio mismo da testimonio llamándolo: “hermano Paladio” (Epístola 51,1). En tanto que éste varias veces habla del “beato Evagrio”[20]; llamándolo “mi maestro” (HL 23,1), y colocándose entre los discípulos de Amonio y Evagrio (HL 24,2), o más directamente entre los discípulos de Evagrio, de cuya comunidad se considera miembro (HL 35,3. 5).

“Fue él quien me enseñó, dice Paladio, la vida en Cristo, quien me hizo comprender la santa Escritura espiritualmente y me enseñó lo que son los cuentos de viejas (cf. 1 Tm 4,7)[21], como está escrito: Para que se manifieste el pecado y el pecador (Rm 7,13). Pues todo el tiempo que él pasó sobre la montaña, yo lo pasé con él[22], cada uno viviendo en su celda. La noche del sábado y el día domingo, los pasaba junto a él... Tomo a Cristo por testigo de que la mayor parte de sus virtudes, las vi con mis ojos, al igual que los milagros que hizo y que yo voy a poner por escrito para ustedes, para provecho de aquellos que los leerán y de los que los oirán, para que glorifiquen a Cristo, que concede a sus servidores el poder de hacer lo que a Él le agrada” (QE, pp. 153-154).

La relación entre Evagrio y Casiano permanece envuelta en un velo de silencio, ya que éste nunca lo menciona en sus obras.

Aparte de sus discípulos, Evagrio parece haber recibido numerosos visitantes:

“Era tan hospitalario que en su celda nunca dejaba de recibir cinco o seis extranjeros por día, venidos de otra región para escuchar su enseñanza, su inteligencia y su ascesis[23]. Disponía de dinero, pues muchos se lo enviaban. Poseía más de doscientas piezas de plata, que estaban en manos de su ecónomo, que servía siempre en su casa[24]” (QE, p. 162; cf. HL 38,11).

Su renombre atrajo sobre él la atención del arzobispo Teófilo de Alejandría, quien quiso ordenarlo obispo de una diócesis egipcia (Thmoui). Evagrio no aceptó[25] y por un tiempo huyó a Palestina, seguramente cerca de sus amigos Melania y Rufino.

Las noticias de la HL (38,11-12) y de la Vida copta (QE, pp. 162 ss.) nos muestran asimismo las muchas luchas contra los demonios que Evagrio debió sobrellevar antes de alcanzar la paz interior (cf. HL 38,13). También nos relatan algunos de los milagros que el Señor obró por su intermedio (HL 38,12; QE, pp. 165-166: conversión de una mujer y su marido, que vuelven a hacer vida matrimonial), y las revelaciones que tuvo (HL 38,12; QE, p. 164).

Equipo de redacción: "En el Desierto"


Notas

[1] Cf. Evagrio Póntico: Su vida, su obra, su doctrina en Cuad. Mon 11 (1976), pp. 83-95.

[2] Cf. La autobiografía de Paladio en Cuad. Mon 21 (1986), pp. 301-305.

[3] Fuentes “complementarias” de la HL son:

- Rufino de Aquileya (+410/11), Historia de los Monjes (Historia Monachorum) 27; PL 21,387-402 (trad. italiana de Giulio Trettel en Rufino de Concordia. Storia di Monaci, Roma, Città Nuova, 1991, pp. 171-173 [Collana di testi patristici, 91]).

- Sócrates historiador (+hacia 450), Historia Eclesiástica IV23; PG 67,521 (trad. inglesa en A Select Library of Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church. Second Series, vol. II, New York, 1890, p. 106).

- Sozomeno historiador (contemporáneo del anterior), Historia Eclesiástica VI30; PG 67,1384 (trad. inglesa en ob. cit., p. 368).

- Genadio de Marsella (+hacia fines del siglo V?), Sobre los varones ilustres 11; PL 11,1066 (trad. inglesa en ob. cit., vol. III, New York, 1906, p. 387).

Estas fuentes, excepto Sócrates y Genadio (cf. Evagrio Póntico en los Catálogos de varones ilustres, en Salmanticensis [Salamanca] 33 [1986], pp. 333-343), no aportan datos distintos respecto de la HL. Sozomeno, según parece, depende del texto griego de esta obra (cf. QE, p. 57, nota 149) y Rufino, además de la alabanza de Evagrio no agrega nada nuevo. Sócrates y Genadio presentan aportes útiles en el terreno de la producción literaria de Evagrio.

[4] Cf. Quattre ermites égyptiens d’aprés les fragments coptes de l’Histoire Lausiaque (présentés par Gabriel Bunge; traduits par Adalbert de Vogüé), Abbaye de Bellefontaine, 1994, pp. 17 ss. (Spiritualité orientale, nº 60). En adelante abreviamos esta obra con la sigla QE.

[5] En su obra Diálogo sobre la vida de san Juan Crisóstomo, 7, Paladio aporta las siguientes cifras: antes de la expedición de Teófilo contra los monjes “origenistas”, de los 600 monjes que había en Las Celdas aproximadamente la mitad formaban parte de la corriente “origenista”. Este movimiento no era, pues, marginal, aún cuando los monjes “letrados” fuesen una minoría.

[6] En estos tres apartados citamos casi literalmente las afirmaciones de G. Bunge en QE, p. 17.

[7] QE, pp. 153-171.

[8] Antigua región de Asia Menor, a orillas del mar Negro. Mitrídates, noble de origen persa, fundó allí un reino (301 a. C.), el cual fue conquistado por Roma en tiempos de Pompeyo.

[9] Obispo de un distrito rural con un poder limitado, sólo podía conferir las órdenes menores.

[10] Patriarca de Alejandría del 385 al 412.

[11] Cf. QE, p. 24, nota 46.

[12] Cf. HL 38,13.

[13] Cf. la Epístola 22,1 de Evagrio, señalada por QE, p. 158, nota 24.

[14] Cf. QE, p. 33.

[15] Parece ser una bebida purgativa (QE, p. 159, nota 33).

[16] Tal era la tradición característica del monacato anacorético; cf. HL 7,5 (QE, p. 161, nota 37).

[17] La dulzura parece ser el meollo de la enseñanza espiritual de Evagrio. Era asimismo el rasgo característico de su personalidad. En una visión se le había dicho: “Ve, sé misericordioso, humilde (equivalente a dulce, del griego prays; cf. Sal 24,9) y pon tu pensamiento recto en Dios” (QE, p. 164 y nota 53: «Según Evagrio “la dulzura es la madre del conocimiento”. Epístola 27,2»).

[18] Literalmente: “profundo”.

[19] Parece resonar aquí el texto de 2 Co 2,7: Conviene ahora perdonarlo y animarlo para que el pobre no quede agobiado por una pena excesiva. Esta discretio no se aplica solamente a la enseñanza del abba, sino también, y sobre todo, a los problemas de la vida ascética, con la preocupación constante de adaptarse a la capacidad del otro (QE, p. 162, nota 39).

[20] HL 11,5; 12,1: “a mí y al beato Evagrio”; 26,1; 35,3: “el beato Evagrio y sus discípulos”.

[21] Se trata del falso conocimiento, tema que Evagrio aborda con frecuencia en sus obras (QE, p. 153, nota 3).

[22] Esta noticia no es exacta, pues Paladio llegó después que Evagrio (siete u ocho años más tarde).

[23] El mismo Evagrio habla de tales visitas en su correspondencia (Epístolas 10,1 y 22,1), al igual que de las cartas que recibía (QE, p. 162, nota 40).

[24] Evagrio debía además percibir muy buenas entradas por su trabajo de copista (HL 38,10), bien remunerado en aquel tiempo. La costumbre de tener un “ecónomo” no era extraña en Las Celdas; cf. HL 10,3.6: abba Pambo (QE, p. 162, nota 42).

[25] Cf. Epístola 13 (¿alusión a este hecho?).