
Amma Synclètica
Nos alientan nuestros santos Padres y Madres.
Introducción general a los Santos Padres y Madres del desierto
LOS PADRES

Hablar de los Padres de Desierto es como ir a las raíces más próximas del EVANGELIO. Llamamos Padres del Desierto, a los que empezaron la vida monástica en Egipto entre los años 350-450, que es la edad de oro de este movimiento. El fundador fue S. Antonio Abad. Nació en el 252, se hizo monje en el 271, y murió en el año 300. De él dice su biógrafo (S. Atanasio), "hizo del evangelio su vida, practicando la justicia, la fortaleza, el amor a los pobres, la mansedumbre y la hospitalidad". Crea un estilo de vida donde las personas "respiran Cristo". De entre los muchos apotegmas (anécdotas) que se explican de él, escojo uno. Una vez fueron unos universitarios a preguntarle qué libro de la Bíblia consideraba más importante. Señalando el horizonte, con los brazos extendidos de levante hasta poniente, los respondió: "si no sabéis leer el libro de la naturaleza, no seréis capaces de entender ningún otro libro". Porque quien no encuentra a Dios en las cosas que Él ha creado, tampoco lo encontrará en la Palabra que de Él se ha escrito. Sus seguidores ocuparon tres Desiertos del Egipto:
LAS MADRES DEL DESIERTO

Se cree que la primera "virgen consagrada" fue S. Petronila, discípula de S. Pedro, que ya recibe culto en el s. IV en Roma. Según las actas de los Santos Nereo y Aquileo, S. Felícula y S. Prisca la siguieron. En Constantinopla se veneró muy pronto a Sta. Irene, discípula del obispo S. Timoteo, discípulo de S. Pablo. En Cilícia (Turquía), Santas Ceneida y Filonia, se veneran como primas de S. Pablo. S. Metodio de Olimpo (311 dC) considera S. Marcela como la primera virgen cristiana. Y la leyenda dice que fue criada de Marta y Maria. También se habla de S. Ifigenia, hija del rey de Etiopía, convertida por el apóstol Mateo. Éstas son las primeras raíces de lo que después llamaremos la "Matrologia". S. Tecla de Iconio (Turquía) es discípula de S. Pablo, y considerada "madre" de las vírgenes que después se marcharon al Desierto. Según la tradición es la primera mujer mártir a causa de la fidelidad al evangelio. Hablan de ella S. Agustín, S. Ambrosio y muchos otros.
S. Macrina la Joven es considerada la primera Amma (Madre) del Desierto de Turquía (380). Es hermana de S. Gregorio de Nisa y de S. Basilio. S. Macrina, seguidora de S. Tecla, es nieta de S. Macrina la Vieja (mártir en la época de Diocleciano s. III), y discípula de S. Gregorio Taumaturgo. Macrina la Vieja tuvo que huir al desierto con su marido, durante la persecución. Murió en el año 350. Esta familia de "santos" vivía en el Ponto, cerca del Mar Negro, llevando una vida ascética y pobre, a pesar de ser de clase acomodada. La nuera de S. Macrina la Vieja, también fue santa, la veneramos con el nombre de S. Emelia. Tuvo 10 hijos. La mayor era S. Macrina la joven.
S. Macrina la Joven recibió de Dios la capacidad de armonizar la actividad y la contemplación. Ayudó a su madre, S. Emelia, en la educación de sus hermanos. Tres de los hermanos también seran santos: Basilio, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste. Pedro, el menor, fue educado exclusivamente por Macrina. Debemos la "Vida de S. Macrina " a la pluma de su hermano S. Gregorio de Nisa, en agradecimiento a todo lo que ella ha hecho por él, a quién llama su "segunda madre, fuerte, benevolente, y maestra de su vida".
La joven Macrina estaba muy compenetrada con su madre, Emelia, y cuando ya esta era viuda, la convenció de convertir a su hogar en un monasterio, llevando vida monástica junto con sus sirvientas, sin que hubiera ninguna distinción entre ellas. A diferencia de los monjes de Egipto (y de los cenobios de Pacomio), el monacato capadocio era más culto, y las austeridades eran menos espectaculares que las de los monjes coptos y sirios. Podía haber influido también el paisaje. La dureza del desierto de Egipto no tenía nada a ver con la belleza de las orillas del río Iris, donde había los monasterios turcos. Cuando Basilio el grande inició la vida monástica (356), el monasterio de su hermana Macrina ya era floreciente. La última plegaria de Macrina, antes de morir fue: "Tú, Señor, me has quitado el miedo a la muerte. Yo sé que nosotros somos de barro, y que Tú ahora lo devuelves a la tierra. Pero después harás que este barro se revista de inmortalidad." Al morir todas las monjas lloraban diciendo: "se ha extinguido la lámpara de nuestros ojos...". Entre las monjas sabemos los nombres de la diaconisa Lampadion, que era maestra de coro. El obispo Araxios, con todo el presbiterio, fueron al entierro de Macrina (380). La iglesia oriental celebra su fiesta el 19 de julio.
Resumiendo[1]:
PRIMERAS AMMAS CRISTIANAS
Se cree que la primera "virgen consagrada" fue S. Petronila, discípula de S. Pedro, que ya recibe culto en el s. IV en Roma. Según las actas de los Santos. Nereo y Aquileo, S. Felícula y S. Prisca la siguieron. En Constantinopla se veneró muy pronto a S. Irene, discípula del obispo S. Timoteo, discípulo de S. Pablo. En Cilícia (Turquía), Santas. Ceneida y Filonia, se veneran como primas de S. Pablo. S. Metodio de Olimpo (311dC) considera S. Marcela como la primera virgen cristiana. Y la leyenda dice que fue criada de Marta y Maria. También se habla de S. Ifigenia, hija del rey de Etiopía, convertida por el apóstol Mateo. Éstas son las primeras raíces de lo que después llamaremos la "Matrologia".
S. Tecla de Iconio (Turquía) es discípula de S. Pablo, y considerada "madre" de las vírgenes que después se marcharon al Desierto. Según la tradición es la primera mujer mártir a causa de la fidelidad al evangelio. Hablan de ella S. Agustín, S. Ambrosio y muchos otros.
S. Macrina la Joven es considerada la primera Amma (Madre) del Desierto de Turquía (380). Es hermana de S. Gregorio de Nisa y de S. Basilio. S. Macrina, seguidora de S. Tecla, es nieta de S. Macrina la Vieja (mártir en la época de Diocleciano s. III), y discípula de S. Gregorio Taumaturgo. Macrina la Vieja tuvo que huir al desierto con su marido, durante la persecución. Murió en el año 350. Esta familia de "santos" vivía en el Ponto, cerca del Mar Negro, llevando una vida ascética y pobre, a pesar de ser de clase acomodada. La nuera de S. Macrina la Vieja, también fue santa, la veneramos con el nombre de S. Emelia. Tuvo diez hijos. La mayor era S. Macrina la joven. S. Macrina la Joven recibió de Dios la capacidad de armonizar la actividad y la contemplación. Ayudó a su madre, S. Emelia, en la educación de sus hermanos. Tres de los hermanos también serán santos: Basilio, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste. Pedro, el menor, fue educado exclusivamente por Macrina. Debemos la "Vida de S. Macrina " a la pluma de su hermano S. Gregorio de Nisa, en agradecimiento a todo lo que ella ha hecho por él, a quién llama su "segunda madre, fuerte, benevolente, y maestra de su vida".
La joven Macrina estaba muy compenetrada con su madre, Emelia, y cuando ya esta era viuda, la convenció de convertir a su hogar en un monasterio, llevando vida monástica junto con sus sirvientas, sin que hubiera ninguna distinción entre ellas. A diferencia de los monjes de Egipto (y de los cenobios de Pacomio), el monacato capadocio era más culto, y las austeridades eran menos espectaculares que las de los monjes coptos y sirios. Podía haber influido también el paisaje. La dureza del desierto de Egipto no tenía nada a ver con la belleza de las orillas del río Iris, donde había los monasterios turcos. Cuando Basilio el grande inició la vida monástica (356), el monasterio de su hermana Macrina ya era floreciente. La última plegaria de Macrina, antes de morir fue: "Tú, Señor, me has quitado el miedo a la muerte. Yo sé que nosotros somos de barro, y que Tú ahora lo devuelves a la tierra. Pero después harás que este barro se revista de inmortalidad.". La iglesia oriental celebra su fiesta el 19 de julio.