domingo, 15 de agosto de 2010

Seguimos compartiendo algunos puntos del “Libro de Vida y Comunión de los Monjes de la Santa Cruz”.

Paz y Perdón entre los hermanos

Cuide el Padre del Monasterio que no exista entre los hermanos discordia y si hubiera alguna dificultad entre ellos que no termine el día, sin que antes de que caiga el sol, se hayan dado el abrazo de la paz y del perdón, con algún gesto concreto y sincero de reconciliación. Un rencor prolongado oscurece el espíritu y es obstáculo para ofrecer al Señor una oración pura y ¿cómo podrían aquellos que están peleados acercarse juntos a la mesa de la Eucaristía, mientras que con sus conductas golpean el corazón de Cristo anulando sus palabras dichas en el Padre Nuestro: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, incluso cuando hayan orado juntos?. El Padre del Monasterio no se dé descanso hasta que logre que los hermanos en discordia se den la paz. Sepa que el Señor lo responsabilizará del mal que provoca el rencor prolongado entre los hermanos. Con profunda humildad y si es necesario con lágrimas busque el momento justo y la palabra adecuada para tocar el corazón de sus hermanos. Una palabra equivocada o dicha en el momento incorrecto o con enojo es peor que callar del todo.

Si algún hermano se resiste a pedir perdón quede fuera de la comunión eucarística hasta que se enmiende y cambie, y si no cambia y permanece en la obstinación de su rencor, sea expulsado definitivamente de la comunidad y si es un profeso se proceda según el Derecho.

Santo Hábito[1]

Como signo de la propia consagración monástica, llevan los Monjes de la Santa Cruz un hábito que, siguiendo el fijado por la tradición monástica, tendrá las siguientes características: una túnica, un escapulario con capucha redonda y una cruz de cuatros lados iguales bordada sobre ella, (el color del hábito es gris, pues el monje es un crucificado con Cristo para Dios y para el mundo), un cinto y un komvologion[2]. En la profesión temporal el monje recibe el schema,[3]. En la profesión solemne, el monje recibirá la cogulla coral de color negro.

Disposiciones sobre el uso del santo Hábito.

*Se utiliza SIEMPRE, no es un elemento de uso litúrgico solamente, es la ropa que identifica al Monje y lo iguala a quienes se une, al tiempo que lo distingue de los que se separa.

*Dentro del monasterio se utiliza la capucha, como signo de humildad y devoción en el camino del seguimiento del Señor que protege a sus discípulos.

*Durante la liturgia se sacan la capucha en el momento de la lectura de la Palabra, sea del Nuevo como del Antiguo Testamento, de la misma manera al recibir la bendición con el agua bendita o el aceite santo al final de la jornada; no así durante la salmodia o en la lectura patrística y/o espiritual.

*Durante la Celebración de la santa Misa la cabeza estará siempre descubierta.

*El Padre del Monasterio, al dar la bendición final después de cada acto comunitario se descubre la cabeza, de igual manera lo hará quien ocupe su lugar al estar éste ausente.

*Fuera del monasterio se dejará la cabeza descubierta.

*Para el trabajo, según su exigencia, se puede estar sin hábito, siempre que se tenga la bendición del Padre del Monasterio, no obstante de ordinario se trabaja con el hábito de trabajo.

*Se sale del monasterio sin hábito siempre que se tenga la bendición del Padre del Monasterio, sea porque las circunstancias lo requieren o porque a juicio de Éste sea necesario.

*En el Kellión para la oración privada y para la lectio la costumbre es la de tener la cabeza cubierta al tiempo que recordamos que el hábito debe ser utilizado siempre con decoro, atención y devoción, sea en la presencia de otros como en soledad, aunque sea pobre y o remendado estará siempre limpio, ya que haces la veces de velo de nuestro cuerpo que es el templo del Espíritu.


Aceptación de los Hermanos

Nuestra vida supone un alto grado de acuerdo entre los hermanos, para que en el conjunto de esta pequeña compañía de camino, dependan unos de otros. Los hermanos se incorporan tal como lo enunciamos en los Estatutos de los Monjes de la Santa Cruz[4]. Tres cosas son fundamentales para quien desee ingresar: primero, Obediencia, es decir capacidad de renunciar a sus propios criterios; segundo, un incondicional deseo de Dios y por último, equilibrio emocional.


Conclusión

Sabemos que estas páginas no contienen todo lo que necesitamos y tampoco es nuestra pretensión, pero sí que iluminan la vía del buscador de Dios, sabemos además que el peregrino del Señor por el camino del Calvario, y esto es un monje de la Santa Cruz, tiene bien claro que lo que cuenta no es cumplir la ley en perfección, aunque esto es necesario, sino amar a Dios por sobre todas las cosas y a los hermanos como a sí mismos. El monje de la Santa Cruz está crucificado con Cristo por amor y no por temor, ya que no es él quien vive sino Cristo que vive en él, y desarrolla así su vocación en la fuerza del Espíritu Santo, para gloria de Dios Padre por los siglos de los siglos. Amén.


[1] Cfr. art. 35 de los Estatutos de los Monjes de la Santa Cruz.

[2] Rosario bizantino que se utiliza para recitar la oración de Jesús, la repetición del santo Nombre. Para nosotros, monjes cristianos de tradición occidental, esta devoción, señalada en el Catecismo de la Iglesia Católica en el parágrafo 435, constituye una invitación a unirnos a la tradición espiritual bizantina, “para respirar con dos pulmones”, como tantas veces ha recordado e invitado a hacerlo el siervo de Dios Juan Pablo II; al mismo tiempo, sirve para afirmar la plena unidad entre cristianos católicos y ortodoxos.

[3] Escapulario sin capucha en el cual están bordados los signos de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

[4] Cfr, Capítulo V de los Estatutos de los Monjes de la Santa Cruz.