lunes, 15 de agosto de 2011

Matutinos del Sábado Santo

Indicaciones

El oficio comienza como de manera habitual, como en p. 3, y sigue con la letanía de paz, en p. 3, concluyendo así:

Porque a ti pertenece el reino, el poder y la gloria, oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Después de lo cual se cantan los versículos siguientes:

Coro: Dios, el Señor se ha manifestado a nosotros. Bendito sea el que viene en nombre del Señor.

Vers. 1: Confesad al Señor e invocad su Santo Nombre.

Vers. 2: Me rodearon todos los pueblos, y en el Nombre del Señor los vencí.

Vers. 3: Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos.

El coro canta los siguientes troparios

Tono II

El piadoso José, habiendo bajado tu cuerpo purísimo del madero lo amortajó con perfumes, en un sudario puro, y lo depositó en un sepulcro nuevo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Cuando descendiste a la muerte, ¡oh Vida inmortal! aniquilaste al infierno con el resplandor de la divinidad. Cuando resucitaste a los muertos de debajo de la tierra, todas las potencias celestiales clamaron: “¡Cristo nuestro Dios, Dador de Vida, gloria a ti!”

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

El ángel que estaba junto al sepulcro, clamó a las mujeres portadoras de mirra: “La mirra corresponde a los muertos, pero Cristo se ha mostrado ajeno a la corrupción”.

Kathisma (Tono I)

José consiguió de Pilatos tu cuerpo sacrosanto, lo embalsamó con perfumes, envolviéndolo en un sudario puro y colocándolo en un sepulcro nuevo. Y las mujeres portadores de aromas clamaron: “¡Muéstranos, oh Cristo, tu resurrección, como habías predicho”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

“¡Muéstranos, oh Cristo, tu resurrección, como habías predicho”.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Los coros angélicos se maravillaron viendo cómo el que está sentado en el seno del Padre, es colocado en el sepulcro; como muerto el inmortal, al cual los órdenes de los ángeles rodean, y glorifican junto con los muertos en el infierno, como Creador y Señor.

Se reza el salmo 50 (51). Y al terminar se canta el Canon[1]

CANON

Tono VI

Primera Oda

Hirmos

Los hijos de los que fueron salvados cubrieron bajo tierra al que cubrió al tirano bajo las olas del mar[2]. ¡Pero nosotros, como los jóvenes, cantamos a Dios, porque gloriosamente ha sido glorificado! (se repite).

Tropario

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Señor, salvador mío, con lamentaciones alabo tu sepultura y te canto cánticos; porque por tu sepultura me abriste las puertas de la vida, y con tu muerte destruiste la muerte y el infierno.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Los que estaban por encima el mundo y bajo la tierra, viéndote arriba en el trono y abajo en el sepulcro, Salvador mío, se estremecieron temblando por tu muerte. ¡Porque de manera inconcebible se manifestó muerto el supremo Principio de la Vida!

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Bajaste hasta las profundidades de la tierra, para llenar a todos con tu gloria; pues mi naturaleza en Adán no se te ocultó, y sepultado me renovaste a mí, el corrompido, ¡oh amante del hombre!

Los hijos de los fueron salvados cubrieron bajo tierra al que cubrió al tirano bajo las olas del mar. ¡Pero nosotros, como los jóvenes, cantamos a Dios, porque gloriosamente ha sido glorificado!

III ODA

Hirmos

La creación, viéndote a ti, que suspendiste toda la tierra sobre las aguas, suspendido en el lugar de la Calavera, tembló: “¡No hay Santo sino tú, Señor!”.

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Tropario

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Señor, mostraste los símbolos de tu sepultura, multiplicaste las visiones, y ahora revelaste también teándricamente[3] tus misterios a los que están en el infierno, que exclaman: “¡No hay Santo sino tú, Señor!”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Extendiendo tus brazos unificaste lo que antiguamente había sido separado; por tu envoltura en el sudario, Señor, y por tu sepulcro liberaste a los cautivos, que clamaron: “¡No hay Santo sino tú, Señor!”.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Fuiste retenido por un sepulcro sellado, oh Incontenible; pero por tus obras diste a conocer divinamente tu potencia a los que te cantan: “¡No hay Santo sino tú, Señor!”.

La creación, viéndote a ti, que suspendiste toda la tierra sobre las aguas, suspendido en el lugar de la Calavera, tembló: “¡No hay Santo sino tú, Señor!”.

Diác: De nuevo oremos en paz al Señor.

Coro: Señor ten piedad.

Diác: Ampáranos y sálvanos, ten misericordia y protégenos, oh Dios, por tu gracia.

Coro: Señor, ten piedad.

Diác: Conmemorando a nuestra Santísima, purísima, muy bendita y gloriosa Señora, Madre de Dios y siempre Virgen María, con todos los santos, encomendémonos a nosotros mismos y mutuamente, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A ti, Señor.

Sac.: Porque tú eres nuestro Dios misericordioso y te glorificamos Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Kathisma (Tono I)

Custodiando tu sepulcro, oh Salvador, los soldados quedaron como muertos, por el resplandor del ángel que se apareció anunciando a las mujeres la resurrección. Te glorificamos a ti, destructor de la corrupción; y nos prosternamos ante ti, que resucitaste del sepulcro, nuestro único Dios.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Custodiando tu sepulcro, oh Salvador, los soldados quedaron como muertos, por el resplandor del ángel que se apareció anunciando a las mujeres la resurrección. Te glorificamos a ti, destructor de la corrupción; y nos prosternamos ante ti, que resucitaste del sepulcro, nuestro único Dios.

IV ODA

Hirmos

Previendo tu divino anonadamiento en la cruz, Habacuc clamó estremecido: “Tú has quebrado el poder de los fuertes, oh Bondadoso, encontrándote con los que estaban en el infierno, porque eres omnipotente”.

Troparios

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Hoy santificaste el séptimo día, que anteriormente habías bendecido por el reposo de las obras; porque guardando el sábado[4], Salvador mío, lo recuperas, y cambias y renuevas todo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Venciendo tú por la fuerza del mejor, tu alma es separada de la carne, despedazando los lazos de la muerte y del infierno, oh Verbo, por tu poder.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

El infierno, oh Verbo, habiendo salido a tu encuentro se amargó viendo a un mortal divinizado, estigmatizado por las llagas y omnipotente; y gritó aterrorizado por esta figura.

Previendo tu divino anonadamiento en la cruz, Habacuc clamó estremecido: “Tú has quebrado el poder de los fuertes, oh Bondadoso, encontrándote con los que estaban en el infierno, porque eres omnipotente”.

V ODA

Hirmos

Isaías, viendo la luz sin ocaso de tu teofanía, realizada compasivamente por nosotros, levantándose de la noche exclamó: “Resucitarán los muertos, se levantarán los que están en los sepulcros, y todos los que están en la tierra se regocijarán”.

Tropario

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Renuevas a los terrestres, oh Creador, habiéndote hecho terrestre. El sudario y el sepulcro manifiestan el misterio que está unido a ti, oh Verbo; pues el distinguido consejero[5] da forma al plan del que te engendró, renovándonos en ti con gran magnificencia.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Por la muerte transformaste al mortal, por el sepulcro al corruptible. De un modo divino haces incorruptible e inmortal al cuerpo que recibiste; pues tu carne no vio la corrupción, Señor, ni tu alma fue dejada misteriosamente en el infierno.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Saliendo (de la Virgen) sin dolor, Creador mío, fuiste herido por una lanza en tu costado. El que ha llegado a ser Adán realiza la regeneración de Eva. Dormiste sobrenaturalmente y despertaste del sueño y de la carne a la vida, porque eres omnipotente.

Isaías, viendo la luz sin ocaso de tu teofanía, realizada compasivamente por nosotros, levantándose de la noche exclamó: “Resucitarán los muertos, se levantarán los que están en los sepulcros, y todos los que están en la tierra se regocijarán”.

VI ODA

Hirmos

Jonás el profeta fue tomado, pero no retenido en el vientre de la ballena -siendo figura tuya, que sufriste y fuiste entregado al sepulcro-, salió de la ballena como de un tálamo, y clamó a la guardia: “Los que guardáis cosas vanas y falsas, abandonaste la misericordia”

Troparios

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Fuiste muerto, oh Verbo, pero no te separaste del cuerpo que tomaste, pues aunque el templo de tu cuerpo fue destruido en el tiempo de la pasión, era una la persona de tu Divinidad y de tu humanidad[6]; pues en ambas eres un solo Hijo, Verbo de Dios, Dios y hombre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

La caída de Adán fue mortífera para el hombre pero no para Dios; pues si la sustancia terrena de tu carne sufrió, la divinidad permaneció impasible; transformaste lo corruptible en incorruptible, y mostraste por la resurrección la fuente de la vida incorruptible.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

El infierno gobernó sobre la raza humana, pero no eternamente; porque tú, oh Poderoso, depositado en el sepulcro, abriste los cerrojos de la muerte con tu mano, primicia de Vida; y proclamaste a los que yacían allí desde hace siglos, la redención verdadera, oh Salvador, hecho primogénito de los muertos.

Katabasía

Jonás el profeta fue tomado, pero no retenido en el vientre de la ballena; siendo figura tuya, que sufriste y fuiste entregado al sepulcro, salió de la ballena como de un tálamo, y clamó a la guardia: “Los que guardáis cosas vanas y falsas, abandonaste la misericordia”

Letanía

Diác: “De nuevo oremos en paz al Señor” y lo restante, como en p. 56. Concluye con la siguiente oración:

Porque tú eres el Rey de la paz y el Salvador de nuestras almas, te glorificamos con tu Padre eterno, y tu Santísimo, bueno y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Kontakion (Tono VI)

El que clausuró el infierno es visto muerto. Como muerto es depositado el Inmortal en un sepulcro con mirra y envuelto en un sudario. Las mujeres vinieron a embalsamarlo, llorando amargamente y clamando: “¡Éste es el Sábado muy bendito en el cual Cristo durmió y resucitará al tercer día!”

Ikos

El que a todo contiene fue levantado en la Cruz, y gime toda la creación viéndolo suspendido, desnudo, sobre el madero. El sol ocultó sus rayos, las estrellas quitaron su brillo; la tierra se estremeció con gran temor, el mar huyó, las rocas se partieron, y muchos sepulcros se abrieron, y los cuerpos de santos varones se levantaron. El infierno abajo gimió, los judíos planean mentiras para calumniar la resurrección de Cristo. Las mujeres claman: “¡Éste es el Sábado muy bendito en el cual Cristo durmió y resucitará al tercer día!”

Sinaxario

En el Gran Sábado celebramos la santa sepultura y el descenso a los infiernos de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo, por medio de los cuales nuestra raza humana fue llamada nuevamente de la corrupción y llevada a la vida eterna

Vers.: En vano guardáis el sepulcro, centinelas.

Vers.: Porque la tumba no puede retener a la Vida Misma.

Por tu inefable condescendencia, Cristo Dios nuestro, ten misericordia de nosotros, Amén.

VII ODA

Hirmos

¡Inefable maravilla! El que en el horno arrancó a los santos jóvenes de la llama, es puesto en el sepulcro muerto y exánime, para la salvación de nosotros, que cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

Troparios

El infierno es herido en el corazón, recibiendo al que fue herido por la lanza en el costado, y gime consumido por el fuego divino, para la salvación de nosotros, que cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

¡Feliz sepulcro! Recibiendo en sí como dormido al Creador, es manifestado el divino tesoro de la Vida, para la salvación de nosotros que cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

La Vida de todos acepta la deposición en un sepulcro, según la ley de todos los que mueren, y mostró así ser fuente de resurrección, para la salvación de nosotros, que le cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

Una e indivisible fue en el infierno, en el sepulcro y en el Edén la divinidad de Cristo, junto con el Padre y el Espíritu, para la salvación de nosotros, que le cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

¡Inefable maravilla! El que en el horno arrancó a los santos jóvenes de la llama, es puesto en el sepulcro muerto y exánime, para la salvación de nosotros, que cantamos: “¡Bendito eres, Dios Redentor!”

VIII ODA

Hirmos

Conmuévete cielo temblando, y tiemblen los cimientos de la tierra; he aquí que es contado entre los muertos el que mora en las alturas, y es alojado en un pequeño sepulcro. Bendecidlo jóvenes, cantadle sacerdotes, exaltadlo pueblo, por los siglos.

Troparios

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

El templo purísimo es destruido, y el segundo Adán levanta a la tienda caída, el primer Adán. El que mora en las alturas, descendió hasta los depósitos del infierno. Bendecidlo jóvenes, cantadle sacerdotes, pueblo exaltadlo por los siglos.

Bendecimos al Señor, Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Ha cesado la osadía de los discípulos, José de Arimatea se mostró como el mejor. Viendo muerto y desnudo al Dios que está sobre todo, lo reclamó y amortajó, clamando: Bendecidlo jóvenes, cantadle sacerdotes, pueblo exaltadlo por los siglos.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

¡Oh, maravillas nuevas! ¡Oh Bondad! ¡Oh inefable paciencia!, voluntariamente es sellado bajo tierra el que mora en las alturas, y Dios es juzgado como impostor. Bendecidlo jóvenes, cantadle sacerdotes, pueblo exaltadlo por los siglos.

Alabamos, bendecimos y adoramos al Señor.

Katabasía

Conmuévete cielo temblando, y tiemblen los cimientos de la tierra; he aquí que es contado entre los muertos el que mora en las alturas, y es alojado en un pequeño sepulcro. Bendecidlo jóvenes, cantadle sacerdotes, pueblo exaltadlo por los siglos.

Diác: Engrandezcamos a la Madre de Dios y Madre de la Luz, honrándola con himnos.

IX ODA

Hirmos

No te lamentes por mí, Madre, contemplando en un sepulcro al Hijo que concebiste sin semilla en tu seno; resucitaré pues y seré glorificado, y como Dios exaltaré incesantemente en la gloria a los que te engrandecen con fe y amor.

Troparios

¡Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti!

Escapé de los dolores en tu extraño nacimiento, y fui sobrenaturalmente bienaventurada, oh Hijo eterno; pero viéndote ahora, Dios mío, muerto y exánime, soy desgarrada cruelmente por la espada de la tristeza; pero resucita, para que sea engrandecida.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

La tierra me oculta voluntariamente, oh Madre, pero los porteros del infierno tiemblan viéndome vestido con la túnica ensangrentada de la venganza; porque siendo Dios, vencí a los enemigos con la cruz; pero pronto resucitaré y te engrandeceré.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

¡Alégrese la creación, y regocíjense todos los terrestres! Porque el infierno enemigo ha sido totalmente despojado. Mujeres que llevan la mirra vengan al encuentro. Yo redimo a Adán, a Eva y todo el género humano, y resucitaré al tercer día!

Katabasía

No te lamentes por mí, Madre, contemplando en un sepulcro al Hijo que concebiste sin semilla en tu seno; resucitaré pues y seré glorificado, y como Dios exaltaré incesantemente en la gloria a los que te engrandecen con fe y amor.

El Obispo o el sacerdote superior, vestido con toda su vestidura sacerdotal, sale del altar y empieza a cantar “La Vida fue depositada en un sepulcro, oh Cristo” y avanza hacia el Epitafio y lo inciensa en forma de cruz y luego a todo el pueblo. Los restantes clérigos y los cantores situados alrededor del Epitafion, cantan el Himno siguiente. Se trata de una serie de troparios divididos en tres secciones (stásis).

Equipo de redacción: “En el Desierto”


[1] En las iglesias eslavas aparece ubicada en esta parte (antes de la lectura del Canon) el canto de las Lamentaciones. En cambio, en las iglesias greco-arábigas aparece después de la IX oda del Canon.

[2] Alusión al paso del Mar Rojo.

[3] “Teándricamente” significa la unión de lo divino con lo humano.

[4] Es decir descansando, sabbatízon.

[5] José de Arimatea

[6] Literalmente dice “carne”.