martes, 1 de junio de 2010






PROFESIÓN SOLEMNE DEL HERMANO FRANCISCO DAMIÁN OÍO
Sábado 29 de mayo de 2010
I Vísperas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad
Capilla Santa Teresita - Los Cocos - Sierras de Córdoba - Argentina

Querido Hermano administrador de “En el Desierto”, los Monjes de la Santa Cruz les queremos compartir con algunas fotos y textos la hermosa experiencia que hemos tenido el pasado sábado con motivo de la Profesión Solemne del hermano Francisco Damián.
Para que nos conozcan un poco más.
Desde los primeros siglos de la Iglesia, hubo hombres y mujeres llamados a imitar a Cristo, en su condición de siervo, siguiéndolo por la profesión monástica.
Los Monjes se hacen portadores de la Cruz y se comprometen a ser portadores del Espíritu, hombres y mujeres espirituales, capaces de fecundar secretamente la historia, con la alabanza y la intercesión continua, con los consejos ascéticos y las obras de caridad. El Monje, busca la hesichía, es decir, la paz interior, la oración incesante, en espera de la venida definitiva del Señor.
La vida monástica significa “no anteponer nada al amor de Cristo”, conciliando el trabajo y la vida interior (cf. VC, 6).
Enraizados en la tradición de la vida monástica antigua de la Iglesia, los Monjes de la Santa Cruz, buscamos vivir como los santos Monjes de Palestina y Egipto, de los siglos IV y V, teniendo como Padre a San Pacomio, de quien tomamos la Regla, el iniciador de la vida monástica en comunidad, es decir, la koinonía, donde los Monjes buscan tener un solo corazón y una sola alma, como la primera comunidad cristiana.
Además, consideramos como Padre y modelo de nuestra vida solitaria, eremítica, a San Antonio, a quien la tradición de la Iglesia recuerda como Antonio, el Grande quien, en su soledad supo combinar, en equilibrio y armonía, la oración y el trabajo, viviendo en la continua presencia y el recuerdo de Dios. Con él, se dio origen explícitamente en la Iglesia al monacato cristiano como seguimiento del Cristo Crucificado en la soledad del desierto.
Somos Monjes de la Santa Cruz, ya que desde la Cruz entregamos nuestra oración con Cristo a Dios Padre. Y como San Pablo, predicamos a un Cristo Crucificado que es fuerza y sabiduría de Dios.
Con la Profesión Monástica, el Monje es consagrado al Señor, como respuesta a una iniciativa enteramente de Dios Padre, que exige una entrega total y exclusiva para que, no sólo Cristo sea el centro de su vida, sino que el Monje se vaya conformando a Él, y pueda decir: “Para mí la vida es Cristo”. El Espíritu Santo es quien guía y modela a aquellos que son llamados a esta forma de vida, siendo separados del mundo para el servicio de la Iglesia y de sus hermanos (cf. VC, 17-19).
Todos nosotros, que hoy compartimos esta celebración, participaremos como testigos de su entrega hecha en la Iglesia y para su edificación.
En este día en que celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, se nos revela su misterio de comunión y de amor. Dios, que existe desde el principio nos elige y, por medio de su Hijo Jesús e impulsados por su Espíritu, nos ha llamado a anunciar su Nombre en toda la tierra. En este misterio tenemos puesta nuestra esperanza y por esto, cada Monje se entrega con confianza para la alabanza continua de la Santísima Trinidad.
La consagración es una acción de toda la Iglesia, del cielo y de la tierra. Por eso, invocaremos a nuestros hermanos, los santos. Po ello el Hermano Francisco Damián fue cubierto por el gran Schema, signo de la muerte de Cristo.
El monje por la profesión Monástica muere al mundo para vivir sólo para Dios, por su vocación está llamado a ser signo de la vida eterna, de los bienes que se esperan, viviendo en el Santo Temor de Dios.

El Obispo, consagró al Hermano Francisco Damián, quien se ofrece a Dios como su propiedad exclusiva, uniéndose a la entrega de Cristo en la Santa Cruz, y así fue hecho templo del Espíritu Santo y testimonio del amor de Dios entre los hermanos.
Además, el Obispo intercedió por el Hermano Francisco Damián, pidiendo al Señor que derrame sus dones para que él pueda vivir con fidelidad la vocación que ha recibido.

El Obispo bendijo los elementos que simbolizan la pertenencia a la comunidad de los Monjes de la Santa Cruz, y los entregó al Hermano Francisco Damián: la Regla de nuestro Padre San Pacomio, el Libro de Vida y Comunión, los Estatutos de nuestra comunidad monástica, la cogulla coral y el anillo.
La “cogulla coral” o “rasson” es una túnica negra, con el schema bordado. Con ella, el Monje se convierte en rassophoro, es decir, “portador del signo”, que simboliza su consagración para la continua alabanza a la Santísima Trinidad.

Con la entrega del anillo, el Obispo confirmó como Padre y Pastor, en nombre de la Iglesia, la consagración definitiva del Hermano Francisco Damián y su pertenencia como Monje a la Pequeña Familia de la Santa Cruz.