lunes, 3 de mayo de 2010

AMMAS FAMOSAS DEL DESIERTO DE EGIPTO


Amma Synclética: es la más famosa de las Madres del Desierto. Su vida se escribió poco después de su muerte. Anterior a este escrito, sólo está la vida de S. Macrina (del 380) y las actas de los Mártires. Synclética abrazó la vida solitaria, en tiempo de S. Antonio. Su nombre quiere decir "asamblea celestial". Hija de Macedonia, fue a vivir con su familia (una hermana y dos hermanos) en Alejandría, entonces una gran ciudad cosmopolita. Después de Roma, la mayor del Imperio. A pesar de ser de una casa acomodada, quería vivir según las enseñanzas de S. Tecla. Por eso evitaba las conversaciones, para permanecer en la profundidad interior. A pesar de que amaba las penitencias como medio para fortalecer su vida en Dios, obraba con tanta discreción que nadie notaba sus renuncias. Al morir sus padres, abandonó su casa, dio sus posesiones a los pobres, y, junto con su hermana ciega, se fue a vivir en el Desierto, cerca de un sepulcro. Como lo hizo todo con mucha humildad, bien pronto la rodearon muchas jóvenes discípulas. Algunas vivían en comunidad con ella, y otras solas. Cuando las discípulas le preguntaban sobre el camino de salvación, ella acostumbraba a responder: "si desean instrucción, vayan a la Fuente, Cristo". Su doctrina está muy centrada en el amor, de donde proviene todo, y a donde va todo, decía. Según ella el amor es doble: dar y recibir. Y enseñaba a mantener el alma LIBRE, en medio de las riquezas espirituales. A los 84 años murió destrozada por la enfermedad, que soportó con gozo.
Tenemos veintisiete apotegmas (dichos famosos) de Amma Synclética. Copio algunos que evidentemente me parecen muy prácticos para la vida espiritual:
+ Se puede vivir solo entre la multitud, y vivir con la multitud estando solo.
+ Al Principio del camino hacia Dios hay dificultades, pero después se llega a un gozo inefable
+ Cuando pases dificultades alégrate de qué Dios te visite, y no dejes de cantar. La ascesis consiste en dominarse en el sufrimiento y continuar dirigiendo a Dios acciones de gracias.
+ Si las ventanas de tu casa están abiertas, entrarán los ladrones y te lo tomarán todo (quiere decir que no podemos vivir en la "galería", exhibiendo nuestra virtud)
+ Tu actitud delante de los enemigos depende de tus progresos en la virtud.
+ Por la medida y la discreción, conocerás si tu ascesi viene de Dios o de tu orgullo.

Las Ammas empiezan a llenar el desierto en el año 250, pero sin hacer ruido. Como los grandes acontecimientos que cambian la historia, aunque a menudo pasen desapercibidos. Amar la tradición, quiere decir ser conscientes de todo lo que hemos recibido de muchos hombres y mujeres que ni siquiera conocemos, pero que nos han dejado el legado de sus vidas santas.
Dice S. Juan Crisótomo: "si visitas el desierto de Egipto encontrarás a una multitud de mártires y de vírgenes que tienen aquí sus celdas.
Teodoreto de Ciro en la "Historia de los monjes" (444), junto con la vida de veintitrés monjes, nos explica la vida de tres monjas:
Mara, Cirina y Domnina: entre los Padres, dice Teodoreto, también a estas tres Ammes se les puede aplicar el calificativo de "renunciants", pues para seguir a Cristo hace falta "renunciar" a otros intereses:
1- Ellas renunciaron al materialismo, a través de la virginidad
2- Renunciaron a los vicios que llevan al desorden
3- Renunciaron a las cosas sensibles, para llegar a la pureza del corazón.


Esta renuncia, dice Teodoreto, es necesaria para conseguir la oración continua, fundamentada en el amor. Y las Ammas practican, sobre todo, esta oración del amor. Dicen: "a quien ama recordando siempre al Amado, descubre su Palabra en la soledad y el silencio". Según ellas: "es mejor vivir con la gente y desear la soledad, que llevar una vida solitaria y desear constantemente la compañía." A menudo la espiritualidad de las Ammes, contraria a la tendencia de algunos malos monjes que buscaban con deleite la fama, se centraba en la sinceridad de la vida.

Amma Sara: es contemporánea de Pafnufio (finales del s III). Cerca de de Escete (al lado de Alejandría) durante 60 años estuvo en una celda cerca del Nilo. Tenía costumbre de mantener la vista baja y por este motivo el demonio la tentaba duramente, pero viendo que no la vencía quiso hacerla caer con la vanagloria. Un día le dijo provocativamente: "Sara, tú me has vencido". Pero ella le respondió: "Te ha vencido Cristo que vive en mí". Así, Amma Sara permaneció siempre humilde. Se cuenta que en una ocasión en qué dos anacoretas de fama la visitaron para que les diera un buen consejo, ella respondió: "yo no soy más que una mujer esforzada y tenaz, fundamentada en Cristo que es mi Roca". De manera que ellos quedaron profundamente admirados de su virtud. La humildad es uno de los dones más queridos por la tradición monástica.
El deseo de Amma Sara era de ser olvidada de todo el mundo, a fin de que su centro fuera sólo Cristo. Llegó a ser una de las Ammas más austeras. Igual que de los Padres, también de ella se acuerdan algunos pensamientos:
Decía: "mi naturaleza es de mujer, pero el espíritu no tiene sexo", respondiendo a los que se admiraban de su fortaleza. Y demostrando una gran libertad interior afirmaba: "si quisiera que todo el mundo alabara mi conducta tendría que arrodillarme en la puerta de todas las celdas, pero lo que yo quiero es mantener el corazón LIBRE para Dios. Tenemos que hacer buenas obras, pero no para ser alabados por los demás, sino para gustar a Dios".


Amma Teodora: es una mujer culta y con conocimientos teológicos, de finales del s IV. Como Sara vivió cerca de Alejandría. Tenía una gran penetración psicológica, y era muy delicada y prudente.
Mientras los apotegmas de los Padres se centran más en la ascesis, la renuncia, y la penitencia, Amma Teodora, igual que las otras Ammas, hacen más atención a Dios y a vivir en Cristo a través de las Escrituras.
Amma Teodora avanzaba por el camino de la liberación interior, para descubrir el Dios-Misericordioso que es Padre y Madre.
Las sentencias de Teodora están llenas de juicio: "como los árboles que necesitan el paso de las estaciones para crecer, nosotros tenemos que pasar el invierno con el fin de dar buenos frutos". Decía: "Ni la rigidez de la observancia monástica, ni las austeridades corporales, nos salvan, sino la humildad sincera". Explicaba que un anacoreta que sacaba demonios, un día preguntó a los espíritus malignos qué era lo que les hacía marcharse: ¿El ayuno?, ¿Las vigilias? Pero ellos respondieron de que nada los vencía tanto, como la humildad. Entonces añadía ella: "Sólo la humildad nos da la victoria".
Un día explicó a un monje que quería marcharse del monasterio para no tener que pasar por tentaciones, que en una ocasión un monje tomo las sandalias para marcharse, y vio al demonio que haciendo lo mismo le decía: "No te marches por mí, porque allí donde tú vayas yo te precederé".
Y recomendaba a los que dirigen las comunidades que tienen que renunciar tanto a querer dominar, como a buscar adulaciones, siendo pacientes, humildes, y rectos. Condescendientes con equilibrio, y amando sin hacer distinciones.
Ella estaba convencida que las dificultades las llevamos todos dentro y que nos acompañarán siempre.
Se explica que un día Abba Teófilo le preguntó qué quería decir "redimir el tiempo", y ella le respondió que era "aprovechar todo lo que te viene, para transformarlo en virtud." Y añadió: "si te hacen una injuria, aprovéchala para ser humilde y penitente. Así el tiempo se convierte en una ganancia".
Según ella ni la ascesis, ni las vigilias, ni nada nos salva, sino la humildad sincera. La humildad que proviene de un auténtico conocimiento de uno mismo, es, pues, la principal herencia de Amma Teodora.

AmmA María (s. IV) Hermana de Pacomio.
La cultura de las Ammas de Egipto A pesar de que todo el mundo habla de Pacomio como fundador de la vida comunitaria, en realidad cuando Pacomio organiza la vida cenobítica en la Tebaida en el año 320, las monjas del monasterio de Panápolis, eran más de cuatrocientas. Amma María (hermana de Pacomio) fue la fundadora de estos cenobios femeninos. Amma María Como las otras Ammas, también Amma María (hermana de san Pacomio) más que en la ascesis corporal, se fija en la pureza del corazón. Decía: "Si nos dicen sexo débil, tenemos que poner en Cristo nuestra fortaleza. No son los ayunos, sino la caridad encarnada en el amor fraterno, lo que apaga la soberbia de los egoísmos".
Quería que todas las monjas aprendieran a leer y a escribir. La biblioteca era un elemento importante en sus monasterios. Así entre las ammas también había copistas de pergaminos. Amma María, sin embargo, ponía todo el acento en la caridad fraterna. Tanto ella como Pacomio, imponían la limpieza del cuerpo, cosa innovadora, puesto que los monjes y monjas solían ir sucios, considerándolo como una fuente de ascesis. Amma María procuraba que sus hermanas sintieran una gran reverencia por la plegaria. El fervor en la oración y por la Biblia, fue la característica de estas ammas. Cada día, al anochecer, las ammas se reunían para meditar la Biblia. Los monasterios parecían pueblitos, ya que las ammas vivían en celdas independientes pero formando una sola aldea. La Capilla tenía diferentes edificios alrededor, agrupando a 30 ó 40 ammas. Ellas tenían la costumbre de dormir en sillas bajas con la espalda muy inclinada, no en camas. El trabajo, las comidas y la plegaria, lo hacían en común. El silencio era riguroso, con el fin de mantener todo el día la plegaria del corazón repitiendo frases de la Escritura. Se levantaban a las 2 de la madrugada, para empezar la oración. Las comidas consistían en pan, quesos, hortalizas, frutas y leche. Hacían dos comidas al día. Cada amma tenía destinada una letra del alfabeto para identificarse. La letra "yot" (la "y") la guardaban para las más humildes. Según sus capacidades, se las destinaba a hilar, coser, hacer cestos o sandalias... El trabajo se hacía dentro del cercado del monasterio, pero algunas veces salían para pasar días orando en la soledad del desierto. Sólo celebraban la Eucaristía los domingos, mientras que rezaban el Oficio por la mañana, mediodía y atardecer, y de noche hacían la gran "sinaxis" (= asamblea) de las vigilias. Recitaban los 150 salmos en un solo día. Dionisio Areopagita habla de tres símbolos en la vida monástica femenina: la renuncia al mundo, el corte del pelo y la "vestición", con un vestido más ordinario y pobre, constituido por una capucha (kukol) que escondía la cabeza rapada, una túnica (kalovi), y encima una capa (mafori). En el siglo V, el monacato femenino egipcio se extendió mucho (se habla de unas 20.000 monjas). Alejandría quedó rodeada de monasterios con miles de monjes y monjas. El monje Shenute y las ammas pacomianas, hace falta tener en cuenta la obra de Shenute entre las monjas (entre los años 334-434). El monje Shenute tomó las riendas del Monasterio Blanco, de Atripe (de unas mil monjas) y lo alejó de la orientación pacomiana. Él fue un monje enérgico, pero con poco tacto: introdujo rigurosas normas de clausura. Sin embargo, es conocido y apreciado por su espléndida biblioteca, con más de 1.100 papiros, escritos en copto (la lengua del Egipto cristiano). Los primeros códices fueron descubiertos en 1946 en la ciudad de Nag Hammadi, a unos 100 km. de Luxor (Egipto). La biblioteca recoge papiros de los años 340-350. Son escritos de tendencia gnóstica, con secretismos, y presentando la salvación por medio del conocimiento. Es conocida la influencia del gnosticismo en el Egipto monástico. Entre los evangelios, el más conocido es el de Tomás. Se han encontrado también 6 Apocalipsis, algunas plegarias y varios tratados sobre el Bautismo y la Eucaristía. Incluso obras paganas, como un fragmento de "La República" de Platón. Algunos textos son traducciones coptas de escritos de épocas anteriores. La importancia de Nag Hammadi para el cristianismo primitivo, es semejante a la de Qumram de cara al judaísmo. Amma Isidoro El tema de los "locos de Cristo" es muy corriente entre el monaquismo antiguo, y Amma Isidora, amante de la humildad, fingió estar loca, y sus hermanas se lo creyeron. Iba siempre descalza, con la cabeza tapada, y se alimentaba de las sobras de la comida de las otras. Nunca tuvo un gesto de impaciencia, ni hirió a nadie, ni murmuró, a pesar de ser muy incomprendida y maltratada, incluso con violencia. Decían las ammas que "era como un cordero llevado al matadero". Un día, mientras el venerable Pitero, un anacoreta que vivía en Porfiles, cerca del Mar Rojo, estaba en oración, se le apareció un ángel que le dijo: "¿Por qué tienes vanidad de tu virtud? Ve al monasterio de Tabennesis y verás a una mujer, con un trapo en la cabeza, que es más virtuosa que tú". Pitero fue al monasterio, y todas las monjas salieron para ver a aquel monje que tenía tanta fama de santidad. Al notar que faltaba ella, Pitero pidió verla, pero las monjas dijeron que estaba loca; a pesar de eso, ante la insistencia de Pitero, la fueron a buscar y la tuvieron que traer a la fuerza, porque ella se negaba. Al verla, el anciano le pidió la bendición. Entonces ella se arrodilló para que fuera él quien la bendijera. Las monjas le reiteraron que estaba loca, pero él les contestó: "Ustedes y yo sí que somos locos, pero ella es una verdadera Amma, y yo pido a Dios que el día del juicio sea encontrado tan digno como ella". Entonces a las monjas se les abrieron los ojos del corazón, y le pidieron perdón por cómo la habían tratado. Después Isidora, no pudiendo soportar las alabanzas, una noche se escapó hacia el desierto, sin que nunca nadie supiera nada más de ella. Amma Alejandra, nació en 350, era sirvienta de una familia rica, pero abandonó Alejandría a causa de su belleza, y se fue a vivir cerca de unos sepulcros que había en el desierto. Fue una verdadera Amma, dando consejos a todos los que la visitaban. Decía Amma Alejandra: "Sólo Dios sabe lo que es bueno. Para mantener la alegría, hay que vivir esperando la muerte, con confianza". Amma Talida fue abadesa del célebre monasterio de Antinol, donde acogió a muchas muchachas de la nobleza egipcia. Decía: "La mejor plegaria es la unión con Cristo, y querer hacer en todo su voluntad". Ammas fuera de Egipto Dicen los Padres armenios que las mujeres, con su sentido del deber y su sabiduría, han sido beneficiosas para los monjes. La intuición y delicadeza femenina, les ayudó a avanzar por el camino de la bondad. De muchas Ammas nos ha llegado poca información. Sabemos que algunas fueron "didáscalas" o guías espirituales, y también diaconisas. En Siria encontramos a Basianilla, mujer de un comandante de aquella región, y en Antioquía, a la diaconisa Sabiniana, tía de Juan Crisóstomo, mientras que en Cesarea vivía la Amma Juliana, que hospedó a Orígenes durante 2 años. De Amma Talis se dice que había conseguido la "apatheia", o sea la paz inalterable del espíritu. Cuando ya llevaba 80 años de ascetismo, vivían con ella casi un centenar de jóvenes. Acostumbraba a decir: "Todo lo que pasa de la medida justa es malo. La perfección se encuentra en la humildad y el silencio. No quieras adquirir la paciencia abusando de la virtud de otro. La severidad, la intransigencia y la dureza no cambian al prójimo, ya que no es con el demonio que se sacan los demonios". De Amma Basa de Palestina, habla Cirilo de Escitópolis, en la biografía de Eutimio, el maestro más estimado por las ammas palestinas. Basa fue una abadesa muy piadosa de un monasterio que fundó cerca de Jerusalén. También fundó un monasterio de monjes. La emperatriz Pulqueria, hermana de Teodosio, aconsejada por san Cirilo de Jerusalén, procuró que estos monasterios no cayeran en la herejía del arrianismo. La sabiduría y santidad de la abadesa Basa era comparada a la de Eutimio


Equipo redactor Equipo de redacción de “En el Desierto”