PANEGÍRICO DE LAS LAMENTACIONES FÚNEBRES
PRIMERA STASIS
1- La Vida fue depositada en un sepulcro, oh Cristo,
y los ejércitos angélicos se maravillaron
glorificando tu condescendencia.
2- ¡Oh Vida, ¿cómo mueres?, ¿cómo habitas en el sepulcro,
destruyes el reino de la muerte,
y resucitas a los muertos del infierno?
3- Te engrandecemos, oh Jesús Rey,
y honramos tu sepultura y tu pasión,
por medio de las cuales nos salvaste de la corrupción.
4- El que estableció las medidas de la tierra,
habitas hoy, oh Jesús, Rey de todos, en una pequeña tumba,
resucitando a los muertos de las tumbas.
5- El Señor de todo es visto muerto,
y es colocado en una tumba nueva
el que vacía las tumbas de los muertos.
6- El más hermoso de todos los mortales,
es manifestado como muerto informe,
el que embellece la naturaleza de todo.
7- La vida, ¿cómo conversa con la muerte? ¡Oh maravilla!
¿Cómo la muerte es destruida por la muerte?
¿Cómo la vida brota del que muere?
8- La multitud de los ejércitos racionales concurre,
José te sepulta con Nicodemo,
al Incontenible en una pequeña tumba.
9- El que con su mano formó a Adán de la tierra,
por él se hizo hombre en su naturaleza
y fue crucificado por su voluntad.
10- A la tierra bajaste, para salvar a Adán,
y no habiéndolo encontrado en la tierra, Señor,
hasta el infierno descendiste buscándolo.
11- Habiendo sido matado por envidia antiguamente Adán,
lo conduces a la vida por tu muerte,
manifestándote, oh Salvador, como un nuevo Adán en la carne.
librándonos de la condenación,
haciéndonos dignos a nosotros los mortales de la inmortalidad.
13- Fuiste herido en el costado, tú, el que tomó el costado
de Adán, del cual formaste a Eva,
e hiciste brotar fuentes puras.
14- Tú que vivificaste a tu amigo, Jesús mío,
estando Lázaro exánime por cuatro días,
¿cómo pasas tres días entre los muertos?
15- El que anteriormente resucitó a los muertos
en sábado, ¿como ahora, Inmortal,
descansas[1] como muerto con los muertos en sábado?
16- Como mortal mueres voluntariamente, Salvador,
como Dios resucitas a los muertos
de las tumbas y del abismo de los pecados.
17- Siendo impasible por naturaleza, Uno de la Trinidad,
te hiciste pasible por la naturaleza mortal,
haciendo a los terrenos dignos de la impasibilidad.
18- Aún cuando bajes al sepulcro, del seno paterno,
no te has separado, oh Cristo;
¡Qué misterio extraño y singular!
19- Como muerto en el sepulcro, como Dios con el Padre,
y en el infierno como señor de la creación
destruyes los vínculos de la corrupción.
20- Descendiendo voluntariamente bajo tierra como mortal,
llevas de la tierra a los cielos
a los que allí habían caído, oh Jesús.
21- Depositado en un sepulcro nuevo, oh Cristo,
renovaste la naturaleza de los mortales,
resucitando divinamente de entre los muertos.
22- El cielo es tu trono, la tierra tu escabel,
la tumba, ¿cómo se te llamará?
Casa de la Resurrección de Cristo.
23- Derramando lágrimas de lamento por ti, la Purísima,
maternalmente, oh Jesús, llorando clamó:
¿Cómo te daré las honras fúnebres, oh Hijo?
24- ¡Ay, luz del mundo! ¡Ay, luz mía!
Jesús mi muy deseado, clamó, la Virgen
lamentándose con gemidos.
25- ¡Oh Dios y Verbo, mi alegría!
¿Cómo puedo soportar tu sepulcro por tres días?
ahora, como madre, se me desgarran las entrañas.
26- ¿Quién me dará agua y fuente de lágrimas,
clamó la Virgen, esposa de Dios,
para llorar a mi dulce Jesús?”.
27- Oh colinas y valles, multitud de hombres
y creaturas llorad todas conmigo
por la Madre de nuestro Dios.
28- La espada -ay de mí- de la amarga inmolación
atraviesa mi corazón, oh Eterno,
¡Oh novísimo misterio!
29- Cuando te veo, oh Salvador, la luz eterna,
la alegría y el placer de mi corazón,
clamó con gemidos la Virgen.
30- Con tu divina sangre roja
ayer escribiste el perdón de las faltas para nosotros,
concediéndonos ahora la vida desde el sepulcro.
31- Adoro la pasión, alabo el sepulcro,
engrandezco tu poder, Amante del hombre,
por los cuales he sido liberado de las pasiones que corrompen.
32- Así como te acordaste, oh Salvador, del Ladrón en la cruz,
acuérdate también de nosotros que te cantamos,
tú que diste tu alma como rescate por muchos.
33- A los fieles que has trasladado en la piedad
a las tiendas de los justos haz reposar, Salvador,
haciéndolos dignos de tu Reino.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
34- Te alabamos, Verbo, Dios de todos,
con el Padre y su Espíritu Santo,
y glorificamos tu divina sepultura.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
35- Te felicitamos, Madre de Dios pura,
y honramos con fe la sepultura de tres días
de tu Hijo y Dios nuestro.
36- La Vida fue depositada en un sepulcro, oh Cristo,
y los ejércitos angélicos se maravillaron
glorificando tu condescendencia.
Letanía, como en p. 26, que concluye con la siguiente oración:
Porque bendito es tu nombre y glorificado es tu Reino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
II STASIS
Mientras el celebrante inciensa el Epitafion, comienza la segunda parte y continúa el coro:
1- Digno es engrandecerte, ¡oh Dador de Vida!,
que extendiste tus manos sobre la cruz
y quebrantaste el poder del enemigo.
2- Digno es engrandecerte, Creador de todos,
pues por tu pasión tenemos
la impasibilidad, habiendo sido liberados de la corrupción.
3- Tembló la tierra, y el sol, oh Salvador, se ocultó,
cuando tu luz sin ocaso, oh Cristo,
se ocultó corporalmente en el sepulcro.
4- Los Serafines tiemblan ahora, ¡oh Salvador!,
al verte estando arriba con el Padre inseparablemente,
abajo, yaciendo muerto en la tierra
5- El velo del templo se rasga por tu crucifixión,
los astros se ocultan, oh Cristo luz,
cuando tú, el Sol, te ocultas bajo tierra.
6- El que desde el principio fijó la redondez de la tierra con su solo aliento,
como mortal sin aliento se ocultó en la tierra;
tiembla, oh cielo, ante esta contemplación.
7- Venid, cantemos lamentaciones divinas al Cristo que muere,
como anteriormente las mujeres portadoras de mirra,
para que escuchemos con ellas el “Alegráos”.
8- Tú, oh Verbo, eres verdaderamente la mirra que no se agota,
por ello te ofrecieron mirra las mujeres portadoras de mirra,
como a un muerto, a ti el Viviente.
9- Nicodemo junto con José, oh Cristo,
envolviéndote con mirra clamó:
¡Que tiemble toda la tierra!
10- José y Nicodemo cantan
himnos fúnebres a Cristo que ahora está muerto,
y con ellos cantan los Serafines.
11- Adán se atemorizó, cuando Dios caminó por el paraíso,
pero ahora se alegra habiendo venido al infierno;
habiendo caído entonces, ahora fue levantado.
12- Piadosamente José, ocultándote en el sepulcro por un tiempo,
te canta, Salvador,
himnos fúnebres dignos de Dios
13- ¿Cómo cerraré tu mirada dulce y tus labios, oh Verbo?
¿cómo voy a enterrarte como conviene a un muerto?,
clamó José temblando.
14- Viéndote, luz invisible, oh Cristo mío,
oculto sin aliento en un sepulcro,
el sol tembló y entenebreció la luz.
15- El sol brilla con esplendor después de la noche, oh Verbo,
y tú habiendo resucitado resplandecerás,
después de la muerte con resplandor, como saliendo de la cámara nupcial.
16- La tierra recibiéndote, oh Creador, en su seno, Salvador,
reteniéndote es sacudida de temblor;
despertando a los muertos por el temblor.
17- Fue levantado en la cruz el que suspendió sobre las aguas la tierra ;
en ésta es sepultado sin aliento;
y no pudiendo soportarlo, ella tembló terriblemente.
18- El lucero sin ocaso se ocultó corporalmente en la tierra,
y el sol no pudiendo soportarlo
se oscureció, en pleno mediodía.
19- Dormiste por un tiempo y vivificaste a los muertos,
y resucitando, resucitaste
a los que duermen desde hace siglos, oh Bondadoso.
20- Como el pelícano, herido en su costado, oh Verbo,
reviviste a los hijos que habían muerto,
derramándoles fuentes vivificadoras.
21- Jesús, que anteriormente había detenido el sol a los extranjeros[2],
se levantó; él que se había ocultado,
arrojando al caudillo de las tinieblas.
22- Permaneciste sin separarte del seno paterno, oh Misericordioso,
y aprobaste hacerte mortal,
y bajaste al infierno, oh Cristo.
23- El terrible infierno tembló, cuando te vio,
oh inmortal Sol de gloria,
y entregó con prisa a los cautivos.
24- El centurión vio el terremoto y los signos,
y te proclamó Hijo de Dios,
crucificado y muerto por nosotros.
25- Lloró amargamente tu santísima Madre, oh Verbo,
cuando te vio en el sepulcro
a ti, el Dios inefable y eterno.
26- Tu santísima Madre, Cristo mío,
viendo tu muerte, te clamó amargamente:
No te retardes, oh Vida, entre los muertos.
27- La Madre, viéndote a ti, la dulzura de todo,
bebiendo la bebida amarga,
gimiendo, humedeció con lágrimas sus ojos.
pero ahora soporto dolores insoportables por tu pasión,
clamó la Santísima.
29- Estoy terriblemente herida y se me retuercen las entrañas, oh Verbo,
viendo tu injusta inmolación,
clamó gimiendo la Virgen.
30- Mira al discípulo que amaste y a tu Madre,
y di una palabra, oh Hijo dulcísimo,
clamó afligida la Purísima.
31- Gabriel me anunció esto, cuando bajó volando,
y el Reino eterno,
que será de mi Hijo Jesús.
32- ¡Ay! Se ha cumplido la profecía de Simeón,
tu espada me atravesó
mi corazón, Emmanuel.
33- Con himnos cantamos ahora tu crucifixión
y tu sepultura, todos los fieles,
los que fuimos redimidos por tu sepulcro.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
34- Dios sin principio, Verbo coeterno y Espíritu,
fortalece los cetros de los gobernantes,
y danos paz, porque eres bondadoso.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
35- Virgen Santa y totalmente irreprensible, que diste a luz a la Vida,
haz cesar las disensiones en la Iglesia
y pacifícala, porque eres bondadosa.
Se repite el primer Megalinario
Digno es engrandecerte, ¡oh Dador de Vida!,
que extendiste tus manos sobre la cruz
y quebrantaste el poder del enemigo.
Ahora el sacerdote que preside (o el obispo) esparce agua de rosas sobre el sepulcro y los presentes.
Luego, la letanía, como en p. 26, que concluye con la siguiente oración:
Porque eres Santo Dios nuestro, tú que reposas sobre el trono de gloria de los querubines, y a ti te glorificamos, con tu Padre sin principio y el santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
III STASIS
Mientas el celebrante inciensa el Epitafion, se comienza la tercera parte y continúa el coro
1- Todas las generaciones ofrecen ahora
alabanzas a tu sepultura, oh Cristo mío.
2- El de Arimatea te bajó del madero
y te sepulta en la tumba.
3- José con Nicodemo entierran
al Creador como a un muerto.
4- Ven, creación entera,
ofrece himnos fúnebres al Creador.
5- ¡Oh Hijo de Dios Soberano, Dios mío y Creador mío,
¿como consentiré a la pasión?
6- Los que alimentó con el maná,
alzaron el talón contra el Bienhechor.
7- Los que alimentó con el maná, dieron al Salvador,
hiel junto con vinagre.
8- Hiel amarga y vinagre, oh Compasivo, fuiste dado a beber,
disolviendo la experiencia de la amargura.
9- Fuiste conducido al patíbulo,
tú que antiguamente protegiste a tu pueblo con la columna de nube.
de los asesinos de los profetas!
entregó al abismo de sabiduría.
12- El que vendió al que fue maltratado fue hecho cautivo, el falaz Judas.
13- Las potencias celestiales se turbaron de temor,
viéndote muerto.
14- Viéndote muerto, la que te engendró, oh Verbo,
se lamentó maternalmente.
15- La Doncella clamó, derramando lágrimas fervientemente,
herida en las entrañas.
16- ¡Oh mi dulce primavera, Hijo mío dulcísimo!
¿Cómo se oculta tu belleza?
17- ¡Oh Luz de mis ojos! ¡Hijo mío dulcísimo!
¿Cómo estás oculto en un sepulcro?
18- No te lamentes, oh Madre, sufro estas cosas
para que Eva sea liberada junto con Adán.
19- Glorifico, Hijo mío, tu excelsa misericordia,
a causa de la cual sufres esto.
20- “Resucita, Dador de Vida”, dice derramando lágrimas
la Madre que te dio a luz.
21- Apresúrate a resucitar, oh Verbo que destruyes
la tristeza de la que te dio a luz.
22- Levántanos, Compasivo, de los abismos,
resucitando del infierno.
23- A los que con afecto y temor honran tu pasión,
concédeles el perdón de los pecados.
24- Las portadoras de mirra, oh Salvador, llendo al sepulcro,
te ofrecieron mirra.
25- Las portadoras de mirra vinieron al sepulcro muy temprano
para verter la mirra (3 veces).
26- Perfumes y mirra las mujeres discípulas
ofrecen al sepulcro.
27- Aquellas oyeron enseguida el “Alegráos”,
a cambio de los dones.
28- Hazme digno de ofrecer a tu sepultura, oh Salvador,
las lágrimas como mirra.
29- Paz a la Iglesia, y al pueblo la salvación,
concédenos por tu resurrección.
30- Y acuérdate de nosotros, Salvador mío,
que alabamos tu venerable pasión.
31- Acuérdate también de los que descansan, Salvador mío,
cuando vengas en la gloria.
32- Con mirada propicia mira a todos
en el juicio futuro.
33- Y guarda tu rebaño con el jefe del rebaño,
oh Cristo mío, totalmente Compasivo.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
34- Trinidad, Unidad, Dios mío, Padre, Hijo y Espíritu,
ten piedad del mundo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
35- Haz dignos a tus siervos, oh Virgen,
de ver la resurrección de tu Hijo.
Se repite ahora la primera estrofa:
Todas las generaciones ofrecen ahora
alabanzas a tu sepultura, oh Cristo mío.
Letanía, como en p. 26, que concluye con la siguiente oración:
Tú eres el Rey de Paz, oh Cristo Dios nuestro, y a ti te glorificamos, con tu Padre sin principio y el santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Eulogitarias (Tono V)
Vers.: Bendito eres tú, Señor. Enséñame tus mandamientos.
Coro: La asamblea de los ángeles quedó pasmada al verte contado entre los muertos; a ti, Salvador, que destruyes la fuerza de la muerte, levantando a Adán contigo, y librándonos a todos del infierno.
Vers.: Bendito eres tú, Señor. Enséñame tus mandamientos.
¿Por qué mezcláis compasivamente la mirra con lágrimas, oh discípulas?, dijo a las mujeres portadoras de mirra el ángel resplandeciente que estaba junto al sepulcro ¡Ved el sepulcro, y alegráos, porque el Salvador resucitó del sepulcro!
Vers.: Bendito eres tú, Señor. Enséñame tus mandamientos.
Muy temprano, las mujeres portadoras de mirra corrieron hacia tu sepulcro, gimiendo. Pero el ángel salió a su encuentro y dijo: El tiempo de gemir ha cesado; no lloréis; contad a los apóstoles la resurrección.
Vers.: Bendito eres tú, Señor. Enséñame tus mandamientos.
Las mujeres portadoras de mirra yendo a tu sepulcro con mirra, oh Salvador, se quedaron fijas. El ángel les dijo: ¿Por qué contáis entre los muertos al viviente? Resucitó como Dios del sepulcro.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Adoremos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, la Trinidad Santa en una sola esencia, clamando con los Serafines: Santo, Santo, Santo eres tú, Señor.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Theotokíon
Oh Virgen, tú diste nacimiento al Dador de la Vida, y salvaste a Adán del pecado; concediste a Eva el gozo en vez de la tristeza. El Dios y hombre que se encarnó de ti nos condujo hacia el torrente de la Vida.
Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a ti Señor (3 veces).
Letanía menor
Como en p. 56. y culmina así:
Sac.: Porque a ti alaban todas las potencias celestiales y te glorifican, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Equipo de redacción: “En el Desierto”
[1] sabatizas
[2] Alusión a Josué-Jesús (Ioshuá) que había hecho detener el sol. Cf. Js 10, 11-14 : “Mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, Yahveh lanzó del cielo sobre ellos hasta Azecá grandes piedras, y murieron. Y fueron más los que murieron por las piedras que los que mataron los israelitas a filo de espada. Entonces habló Josué a Yahveh, el día que Yahveh entregó al amorreo en manos de los israelitas, a los ojos de Israel y dijo: «Deténte, sol, en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ayyalón». Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el libro del Justo? El sol se paró en medio del cielo y no tuvo prisa en ponerse como un día entero. No hubo día semejante ni antes ni después, en que obedeciera Yahveh a la voz de un hombre. Es que Yahveh combatía por Israel”.