jueves, 25 de agosto de 2011

MATUTINOS Y LITURGIA

DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

OFICIO PASCUAL

A media noche se abre la puerta del medio del santuario y el sacerdote superior aparece revestido con sus vestiduras sacerdotales y con cirios encendidos. Invita al pueblo a encender sus velas, cantando en tono VI:

¡Venid, tomad luz de la Luz sin ocaso, y glorificad a Cristo que resucitó de entre los muertos! (3 veces).

Los fieles se acercan a encender sus velas en los cirios del celebrante. Luego se inicia una procesión hacia el atrio de la iglesia. La inician los acólitos que llevan la cruz y los estandartes, seguidos por e coro, llevando el Evangelio y los santos iconos y, finalmente, los fieles. El coro canta gozoso el siguiente cántico en tono II:

Tu resurrección, oh Cristo Salvador, los ángeles alaban en el cielo; y a nosotros que estamos en la tierra, haznos dignos de glorificarte con un corazón puro.

Llegado al atrio se coloca el Evangelio sobre un ambón, ante las puertas reales, que están cerradas. Entonces el diácono canta:

Diác.: Para que seamos dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor, nuestro Dios.

Coro: ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

Diác: ¡Sabiduría, escuchemos de pie el Santo Evangelio!

Sac.: La paz sea con todos.

Coro: Y con tu espíritu.

Sac.: Lectura del Santo Evangelio según san Marcos (16, 1-16).

Coro: ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro. Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?» Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande. Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo». Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo... Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.

Coro: ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

ORTHROS

El celebrante inciensa tres veces el Evangelio y dice en voz alta:

¡Gloria a la Santísima Trinidad, consustancial, vivificadora e invisible, ahora y siempre y por los siglos de los siglos!

Coro: Amén.

TROPARIO Y VERSÍCULOS DE LA PASCUA

El sacerdote canta tres veces, muy solemnemente y con fuerte voz el Tropario Pascual en tono V.

¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Este tropario es cantado tres veces por el sacerdote, y tres veces por el coro sin ningún versículo. Luego el sacerdote va cantando los versículos, a los cuales el coro responde cada vez con el tropario, como aparece a continuación:

Vers.: Levántese Dios, sean dispersados sus enemigos, huyan de su presencia los que lo aborrecen.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Vers.: Como se desvanece el humo, así se disipan y como se derrite la cera ante el fuego.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Vers.: Así perecerán los impío ante el Rostro de Dios, pero los justos se regocijarán.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Vers.: Éste es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos en él.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Sac.: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Sac.: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Vers.: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte!

Coro: ¡Concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Létanía de la paz

Como en p. 3. hasta el “Amén” del coro.

En algunas regiones se ha introducido la ceremonia de apertura de las puertas del templo en la que el obispo (o el sacerdote) dialoga con un miembro del coro los últimos cuatro versículos del salmo 23 (24).

Sac.: ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzáos, portones antiguos, para que entre el Rey de gloria!

Y un miembro del coro contesta desde dentro:

Voz: ¿Quién es este Rey de gloria?

Sac.: El Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en las batallas. ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el Rey de gloria!

Voz: ¿Quién es este Rey de gloria?

Sac.: ¡El Señor de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria!

Y, abiertas las puertas, entra el celebrante junto a los sacerdotes, diáconos y el pueblo. El celebrante comienza con el Canon (compuesto por san Juan Damasceno), cantando el primer himno y lo continúa el coro. Mientras tanto el diácono empieza a incensar.

Si no se ha hecho el rito del diálogo ante las puertas del templo, el canon es cantado en la procesión de retorno.

Equipo de redacción: “En el Desierto”