jueves, 15 de septiembre de 2011


DOMINGO DE PASCUA EN LA TARDE
VÍSPERAS

Indicaciones
Sac.: Gloria a la Santísima Trinidad, consustancial e indivisible, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.

El sacerdote canta tres veces el tropario pascual “Cristo resucitó”, y por el coro sin los versículos. Luego el sacerdote dice los siguientes versículos, incensando alrededor de la santa mesa y todo el santuario, los iconos del Señor y al pueblo desde las puertas.
Después de cada versículo el coro canta el tropario.

Stijera
Levántese Dios, sean dispersados sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen.
¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Como se disipa el humo, disípense; como se derrite la cera ante el fuego.
¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Así perecen los impíos ante el Rostro de Dios, pero los justos se regocijarán,
¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Éste es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos.
¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Sac.: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!
Sac.: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!
Sac.: ¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte!
Coro: ¡Y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Letanía, como en p. 3.
Posteriormente se canta el salmo 140. Al comenzar éste, el sacerdote sale del santuario con la cruz y el cirio, e inciensa a todos los fieles.

Troparios
Se cantan los siguientes troparios, intercalando entre ellos versículos tomados de los salmos 129 (130) y 116 (117).

Tono II
Vers.: Si consideras las iniquidades, Señor, Señor, ¿quien resistirá? Porque de ti viene el perdón.
Venid adoremos al que ha nacido del Padre antes de los siglos, al Verbo Dios, que se encarnó de la Virgen María. Pues habiendo soportado la cruz, fue entregado al sepulcro como Él quiso; y resucitado de entre los muertos, me salvó a mí, el hombre descarriado.

Vers.: Por causa de tu nombre esperé en ti Señor; mi alma esperó en tu palabra, mi alma espero en el Señor.
Cristo, nuestro Salvador, habiendo sido clavado en la cruz destruyó el documento contrario a nosotros, y anuló el poder de la muerte. ¡Adoramos su Resurrección al tercer día!

Vers.: Desde la mañana hasta la noche; desde la mañana espere Israel en el Señor.
Cantemos con los Arcángeles la resurrección de Cristo; pues Él es el Redentor y el Salvador de nuestras almas, y vendrá de nuevo con terrible gloria y fuerte poder a juzgar al mundo que formó.

Vers.: Porque junto al Señor está la misericordia y la redención copiosa, y él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.
A ti, que fuiste crucificado y sepultado, el ángel te proclamó “Soberano” y dijo a las mujeres: Venid, ved donde yacía el Señor, pues resucitó como dijo, porque es omnipotente. Por esto te adoramos a ti, único Inmortal. Cristo, Dador de Vida, ten misericordia de nosotros.

Vers.: Alabad al Señor todos los pueblos, alabadlo todos las naciones.
En tu cruz anulaste la maldición del madero; en tu sepultura diste muerte al poder de la muerte; en tu resurrección iluminaste al género humano. Por eso clamamos: ¡Cristo nuestro Dios y bienhechor, gloria a ti!

Vers.: Porque  su misericordia ha sido afirmada sobre nosotros y la verdad del Señor permanece para siempre.
Se te abrieron, oh Señor, con temor las puertas de la muerte. Los porteros del infierno quedaron atónitos al verte, pues quebrantaste las puertas de bronce, destruiste los cerrojos de hierro, nos sacaste de las tinieblas y sombras de la muerte, y rompiste nuestras ligaduras.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Cantando el himno de salvación entonen nuestros labios: Venid todos, postrémonos en la casa del Señor diciendo: Oh Tú, que  fuiste crucificado sobre un madero y resucitaste de entre los muertos y que estás en el seno del Padre, sé propicio con nuestros pecados.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Theotokíon
Pasó la sombra de la Ley, una vez venida la gracia; pues así como la zarza ardiendo no se consumía, así tú siendo Virgen, diste a luz y permaneciste Virgen; en vez de la columna de fuego, resplandeció para nosotros el Sol de justicia; y en vez de Moisés, Cristo, la salvación  de nuestras almas.

entrada con el Evangelio
Se canta lentamente el  himno “Luz gozosa”, que está en la p. 6. Luego se canta el gran prokimenon y el sacerdote entra en el santuario.

Prokimenon (Tono grave): ¿Qué Dios hay grande como nuestro Dios? ¡Tú eres el único Dios que haces maravillas!
Vers. 1: Diste a conocer tu poder entre los pueblos.
Vers. 2: Y dije: Ahora comencé. Éste es el cambio de la diestra del Altísimo.
Vers.3:  Me acordé de las obras del Señor.

Luego el diácono dice lo siguiente:

Diác.: Para que seamos dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor, nuestro Dios.
Coro: ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Diác: ¡Sabiduría, escuchemos de pie el Santo Evangelio!
Sac.: La paz  sea con todos.
Coro: Y con tu espíritu.
Sac.: Lectura del Santo Evangelio según san Juan (20, 19-25).
Coro:  ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!
Diác.: ¡Estemos atentos!

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros».Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».
Coro: ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

En las iglesias eslavas se acostumbra leer este evangelio en distintas lenguas.
Luego el diácono situado en el lugar acostumbrado comienza las letanías.

Letanía como en p. 34.
Al terminar se reza la siguiente oración:

Dígnate, Señor, conservarnos esta tarde sin pecado.
Bendito eres Señor, Dios de nuestros padres, bendito y alabado es tu nombre por los siglos, amén.
Sea tu  misericordia sobre nosotros, así como hemos confiado en ti.
Bendito eres Señor, enséñame tus mandamientos.
Bendito eres Soberano, hazme comprender tus juicios.
Bendito eres, oh Santo, ilumíname con tu justicia.
Señor tu misericordia permanece para siempre, no desprecies la obra de tus manos.
A ti se debe la alabanza, a ti se deben los himnos, a ti pertenece la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Luego sigue otra letanía, como está en la p. 31. Después del “A ti, Señor” el sacerdote dice la siguiente oración:

Señor Dios nuestro, que inclinaste los cielos y bajaste para la salvación del género humano, mira a tus siervos y a tu heredad.. Ante ti, el Juez temible y amante del hombre, tus siervos inclinaron sus cabezas y sometieron sus cervices; no aguardando el auxilio de los hombres, sino esperando tu misericordia, y tu ansiada salvación;  guárdalos en todo tiempo, en esta tarde y en esta noche, de todo enemigo, de toda potencia diabólica adversaria, de los vanos pensamientos y de las malas consideraciones.
Sea bendito y glorificado el poder del Reino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.


VERSÍCULOS PASCUALES
Se canta el versículo de la resurrección en tono II:

Tu resurrección, oh Cristo Salvador, iluminó a todo el Universo, y volvió a llamar a tu creatura, ¡oh Señor Todopoderoso, gloria a ti!

El lector y el coro alternan los versículos de la Pascua con los himnos siguientes:
Tono V
Vers.: Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le aborrecen.
Hoy se nos ha manifestado la Pascua sagrada; Pascua nueva; Pascua mística, Pascua santísima, Pascua, Cristo el Redentor; Pascua inocente; Pascua grande; Pascua de los fieles; Pascua que nos abrió las puertas del Paraíso; Pascua que santifica a todos los fieles.

Vers.: Como se desvanece el humo, así se disipan, como se derrite la cera ante el fuego.
Venid de la visión, oh mujeres heraldas de la buena nueva, y decidle a Sión: “Recibid de nosotros las buenas noticias[1] de la alegría de la resurrección de Cristo. ¡Oh Jerusalén, regocíjate, danza y alégrate contemplando a Cristo tu Rey, saliendo del sepulcro como un Esposo!

Vers.: Así perecerán los impíos ante el Rostro de Dios, pero los justos se regocijarán.
Las mujeres portadoras de mirra fueron al alba al sepulcro del que da la Vida, y encontraron un ángel sentado sobre la piedra y que les dijo así: ¿Por qué buscáis al Viviente entre los muertos? ¿Por qué lloráis al Incorruptible como si estuviese en la corrupción? ¡Id y anunciadle a sus discípulos!

Vers.: ¡Éste es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos en él!
¡La Pascua alegre, la Pascua del Señor, Pascua! Ha surgido para nosotros una Pascua santísima, Pascua en la cual nos abrazamos unos a otros con alegría; ¡Pascua rescate de la tristeza!, y esto porque hoy Cristo brilló desde el sepulcro como desde la cámara nupcial, y llenó de alegría a las mujeres diciéndoles: ¡Anunciadle a los apóstoles!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
¡Hoy es el día de la resurrección! Resplandezcamos con la fiesta! Abracémonos unos a otros. Digamos hermanos también a los que nos odian; Perdonemos  todo por la resurrección. Y clamemos así: “Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte; y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros”.

¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros! (3 veces).

Diác.: ¡Sabiduría!
Coro: Bendice.
Sac.: El que es bendito, Cristo nuestro Dios, en todo tiempo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Confirma, oh Cristo Dios, la santa y ortodoxa fe de los piadosos y ortodoxos cristianos, con esta tu santa iglesia (o monasterio) por los siglos de los siglos.
Sac.: Santísima Madre de Dios, sálvanos.
Coro: Tú eres más honorable que los Querubines, e incomparablemente más gloriosa que los Serafines. Tú que sin corrupción diste a luz al Verbo de Dios; verdaderamente eres la Madre de Dios y a ti te engrandecemos.
Sac.: ¡Gloria a ti, Cristo Dios, esperanza nuestra, gloria a ti!
Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
Bendice Padre santo.

El sacerdote pronuncia la bendición final:
Cristo, nuestro verdadero Dios, que resucitó de entre los muertos, por las oraciones de su purísima Madre, por la virtud de la venerable y vivificadora cruz, por la protección de los poderes celestiales e incorpóreos, por las oraciones del glorioso profeta y precursor, san Juan Bautista; de los santos gloriosos e ilustres apóstoles; de los santos gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros santos y teóforos Padres, de las santos y piadosos antecesores de Cristo, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y nos salve, como Dios bueno y misericordioso que ama a la humanidad.
Por las oraciones de nuestros santos Padres, Señor Jesucristo Dios nuestro, ten misericordia de nosotros y sálvanos.
Coro: Amén.

El sacerdote, alzando la cruz en voz alta dice al pueblo por tres veces: “Cristo resucitó” y los fieles le responden:  ”Verdaderamente resucitó”.
El sacerdote agrega: “Gloria a su santa Resurrección al tercer día”
Los fieles contestan: Adoramos su Resurrección al tercer día.
Finalmente una vez más en esta noche el tropario pascual:

¡Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y concediendo la vida a los que estaban en los sepulcros!

Equipo de redacción: “En el Desierto”



[1] el evangelio