LA ORACIÓN HESICASTA
Continuación...
Transcribimos el siguiente texto de la Oración Hesicasta de
la obra italiana: La Preghiera. E.
ANCILLI. TOMÁS SPIDLÍK. La preghiera
esicastica, I. Citá Nuova, Editrice. Roma 1990.
Traducción al Castellano: F. Panella
III. SIMBOLISMO DE LOS ELEMENTOS
5.
El sentimiento de paz y armonía
La paz es un don
mesiánico, dice la Escritura[1].
Los hesicastas aprovecharon estos textos para probar la necesidad de la hesychia como condición indispensable de
la vida espiritual[2].
Sus exhortaciones fueron escuchadas en los ambientes griegos con gran simpatía,
porque el sentido de la armonía ha caracterizado el espíritu helénico, fin de
los tiempos antiguos. Los Padres describieron con gusto la consecuencia del
pecado como una thoribos, turbación[3].
Aparece como natural, en estos ambientes, la regla del discernimiento de los
espíritus: Quidquid inquieta test a
diabolo. La venida del Espíritu es una paz que el mundo no conoce.
El método físico produce
la calma, armonizando, según el mismo ritmo, las diversas funciones vitales:
los latidos del corazón, la respiración, el caminar, la oración vocal y los
pensamientos que le siguen. Todo esto
hace pensar en la paz de Dios. Podría, sin embargo, degenerarse fácilmente en
un quietismo, en los que pretenden la paz sin posteriores finalidades.
Debe ser, en cambio,
intensa esta armonía como la disposición de uno que concentra todas sus fuerzas
para escuchar mejor la voz de Dios y,
para combatir a los “demonios”, que vienen “de afuera”, como si fuese en un
castillo interior.
6.
El control de la energía vital
La respiración bien
regulada permite, como dice el yoga, “tener la cantidad de prânas (energía), del cual el hombre dispone, el grado máximo de
intensidad”[4].
Los hesicastas están persuadidos de que el método físico supone la práctica del
ayuno, a la vez muy riguroso, pero al mismo tiempo gozoso, que no se siente
como peso, sino como libertad interior frente a las necesidades del cuerpo.
¡Cuántos ejemplos de esto se encuentran en las biografías de los santos monjes!
CONCLUSIÓN
Desde el punto de vista
teológico, la valoración del método, no es inconveniente. La oración cristiana
que busca poner al hombre entero en relación con Dios, no debe a priori renunciar a ningún elemento que
la experiencia le ofrece como ayuda para esta finalidad. Pero la mayoría de los
teólogos dejan a los estudiosos de Psicología y de Medicina el terminar de
juzgar cuanto le corresponde a su campo.
Desde el punto de vista
de la historia del ascetismo, se pueden recoger ciertas experiencias en sentido
positivo y negativo (pero no son tan detalladas). Hay un gran número de
testimonios genéricos a favor del método. Estos fueron entre los monjes,
personajes serios, de una sólida vida espiritual, los cuales aseguran que el
método hace un gran bien.
Pero, ellos mismos
advierten también los peligros y conocen desviaciones; sin duda fue lamentable
el no dejarnos ejemplificaciones. Creen que el método debe ser enseñado y
controlado personalmente por un padre espiritual experto. Pero luego de la
exposición que hemos hecho, quizás se pueda adivinar cuáles sean los peligros
mayores. Hemos dado a todos los momentos del método hesicasta una explicación
simbólica, interpretándola como signo de una actitud espiritual. Pero no todos
los hombres son capaces, en igual modo, de vivir y profundizar el simbolismo;
pasar del signo a la realidad que se busca. Sucede que, como en el culto a los
iconos: quedarse sin pasar al otro significado, hace del símbolo un ídolo y, en
el camino, un obstáculo.
Vivir el propio cuerpo
como símbolo es, todavía más difícil, porque puede degenerarse en el culto del
cuerpo y de los sentimientos carnales.
Ciertos ejercicios
“físicos” producen casi automáticamente sentimientos que parecen una consolación
espiritual: la calma, la alegría de estar solos, fenómenos de luces y de calor.
Confundirlos con las verdaderas consolaciones interiores sería una de las
desviaciones más temidas por los autores espirituales. Esforzarse por dar su
significado simbólico místico cuando la vida del hombre no corresponde a un
grado tal, sería una especie de esquizofrenia espiritual que puede conducir a
aberraciones mentales.
No creemos que sea falta
de ecumenismo, cuando los autores orientales desaconsejan, a veces a los occidentales,
practicar el método físico, diciendo que son para esto “poco místicos”.
La cultura europea es
extremadamente “analítica”. Pero, tal vez, el sentimiento doloroso de esta
parcialidad es el motivo por el que el método hesicasta atrae a tantos hombres
de hoy y, tal vez, es un medio apto para despertar una actitud más espontánea y
para retornar a la propia fuente, al estado en el cual el hombre trata de vivir
en sí mismo, en su integridad.
“Esto es el fin de la
vida de un solitario –escribe Casiano[5]- el
cual debe aplicar todos los esfuerzos de su espíritu: llegar a un estado en el
cual se poseyese, en el cuerpo mortal, una imagen de la felicidad eterna y se
comience a gustar, en la vasija de tierra, las primicias y prendas de aquella
gloria y de aquella vida que es toda divina, la cual se espera que tengamos en
el cielo”.
Equipo de redacción:"En el Desierto"
Notas:
[1] Cf. Lc. 2, 14; 19, 38; 19,
42s., ecc.
[2] I. HAUSHERR, Hésychasme et
prière, cit., p. 169s.
[3] M. AUBINEAU, Le thème du
“bourbier” (bórboros) dans la littérature grecque, profane et chrétienne,
in “Recherches de Science Religieuse” 47 (1959), pp. 185-214.
[4] Technique et contemplation, cit., p. 20.
[5] Coll. X, 17, in “Sources Chrétiennes”, 54
(1958), pp. 81s.