LA ORACIÓN HESICASTA
Transcribimos el siguiente texto de la Oración Hesicasta de
la obra italiana: La Preghiera. E.
ANCILLI. TOMÁS SPIDLÍK. La preghiera
esicastica, I. Citá Nuova, Editrice. Roma 1990.
Traducción al Castellano: F. Panella
III. SIMBOLISMO DE LOS ELEMENTOS
3. Atención al corazón
Atención a sí mismo es
un término clásico del a espiritualidad oriental[1].
Los hesicastas presentan la virtud de la prosoché
(atención) como condición necesaria para la proseuché
(oración)[2].
El famoso opúsculo de Nicéforo habla de tres diversas atenciones: 1- sobre sus
representaciones imaginativas y
sensibles; 2- sobre aquello que pedimos en la oración; 3- sobre el corazón[3].
El autor considera como
única verdadera atención, sólo la tercera, y la asume no sólo en sentido
espiritual, sino también físico, la atención al corazón carnal como símbolo del
espiritual.
En el yoga se atribuye
una notable importancia a la localización del pensamiento, uniéndolo con un
órgano que le debería corresponder según la estructura psicofísica del hombre.
Los hesicastas hablan de modo explícito, sólo del corazón. Al contrario del
monje Nicéforo, en los Diálogos sobre la oración de Jesús,
insisten en que el lugar propio de la atención corporal durante la oración no
debe ser nunca el ombligo o la base del vientre, sino el pecho, un poco a la
izquierda de él, “lugar del corazón”[4].
Con un modo más docto,
mons. Bloom distingue cuatro localizaciones: 1) el pensamiento puede ser localizado
en el centro cráneo cerebro-frontal; 2) en el centro buco-laringe; 3) en el
centro pectoral, 4) en el centro cardíaco. Podemos añadir un quinto caso,
cuando el pensamiento queda “errante”, no ligado a ningún lugar físico. Esto,
según Ramakrisma, es semejante a un mono caprichoso[5].
Simbólicamente esto corresponde a la enseñanza de los Padres griegos sobre el
origen del mal: los pensamientos malos vienen “del exterior”, “vagabundean en
torno nuestro”. Mas, volvamos a la descripción de mons. Bloom.
El centro cráneo
cerebro-frontal es situado entre las cejas. Corresponde a un pensamiento
abstracto de una inteligencia pura. Puede ser un pensamiento muy intenso,
lúcido, y también muy inestable. La concentración de este tipo exige mucha
fuerza de voluntad, la cual produce fatiga y al final disipación. Teófano el
Recluso, lo explica así, en sentido espiritual, la oración que permanece “en la
cabeza”, que no es afectiva[6].
Colocado en el centro
buco-laringe, el pensamiento pierde su carácter abstracto y entra en el
dinamismo de la vida. Más, todavía es inestable. Se puede pensar en esta
ocasión en la experiencia del Peregrino ruso, el cual se había habituado a
recitar la oración de Jesús, oralmente[7].
El pensamiento situado
en el centro-pectoral, en medio del pecho, puesto en la respiración, adquiere
entonces un ritmo más estable. Pero la mayor estabilidad se obtiene cuando la
localización está fijada en el mismo corazón. Según el yoga, la respiración
está más unida a la “idea”, mientras el corazón lo está al “sentimiento”. En el
lenguaje espiritual de los monjes rusos el “sentimiento del corazón” significa
una disposición estable, por consiguiente un “estado” de oración. “¡Descender
de la cabeza al corazón!”, es la advertencia que Teófano el Recluso repite con
mucha frecuencia[8].
4.
El calor
En los países del
desierto, el sentimiento de la presencia del Espíritu Santo, podía ser llamado
metafóricamente: Dulce refrigerio.
Los rusos expresan la paz espiritual con la imagen del calor espiritual[9].
La respiración regulada produce efectos de calor que desde el pecho se difunde
en todo el cuerpo y crea un sentimiento de alegría. El monje Basilio en los Diálogos sobre la oración de Jesús[10],
describe estos fenómenos. El calor se siente a veces tan fuerte que, ciertos
monjes usaban una sábana mojada para calmarse, pero, Basilio creía que, en esos
casos era suficiente concentrarse algún tiempo sobre la garganta en vez del
corazón. Las pulsaciones se hacen más fuertes y podía ser acompañada con
fenómenos de luces.
Pero todos los autores
espirituales en estas ocasiones advierten severamente que, se tratan de efectos
naturales, ¡no de la gracia![11]
El valor de éstos, depende del uso que se haga para el bien de la oración.
Equipo de redacción: “En
el Desierto”
Notas:
[1] R. VERNAY, Attention, DS I
(1939), coll. 1058-1077.
[2] È il titolo del trattato
di Niceforo, cf. note 41-42.
[3] Ed. Di HAUSHERR, pp. 150s.
[4] Besedy…, p. 229.
[5] Technique et contemplation, coll. “Études carmélitaines”, 1949, p. 55.
[6] Cf. T. SPIDLÍK, La doctrine spirituelle de Théophane le
Reclus. Le Coeur et l’Esprit, in “Orientalia Christiana Analecta”, 172,
Roma 1965, pp. 249s.
[7] Racconti…, trad. Di Bortolon, p. 115.
[8] “Orientalia Christiana
Analecta”, 172, pp. 249s.
[9] Cf. il famoso colloquio
fra Serafino di Sarov e Motovilov, T. SPIDLÍK, I Grandi mistici russi, Roma 1977, pp. 173s.
[10] Pp. 329s.
[11] “Orientalia Christiana
Analecta”, 172, p. 291.